Literatura y guerra
Como traductora del hebreo al español de la novela del escritor israelí S. Yizhar (1916-2006) Khirbet Khizeh, que verá la luz próximamente en nuestro país (Hirbet Hizah, editorial minúscula), quisiera hacer unos comentarios sobre el artículo publicado en este periódico el pasado día 16 por el escritor libanés Elias Khouri bajó el título Los judíos de los judíos. En él dice haber releído estos días la novela de Yizhar por el paralelo que presenta la historia narrada en ella con la situación que vive Gaza: que el israelí ha encontrado a "su judío" en el palestino.
Yo, lejos de establecer verdades sobre esa guerra, como por el contrario hace el insigne escritor libanés en su artículo, ya que no creo estar en posesión de ninguna, animaría a la lectura de esta obra clave de la literatura hebrea, porque en ella se nos revela, como en tantas otras de esa misma literatura, la duda moral del que creyendo, en principio, defender una causa justa no es ajeno al sufrimiento de tantos inocentes. En el caso que nos atañe, el protagonista soldado abomina de su misión de tener que destruir un pueblo árabe y expulsar a sus habitantes y vive después torturado por el hecho de haber sido incapaz de rebelarse.
El hecho de que esta novela fuera publicada en Israel en 1949, a los pocos meses de la fundación del Estado de Israel, y de que tanto la narrativa como el teatro y la poesía que se han escrito y se escriben en Israel reflejen, en no pocas ocasiones, ese mismo espíritu, revela que se trata de una sociedad en la que no existe el pensamiento plano y en la que un autor como Yizhar pudo ser durante largos años diputado de la Knésset por el Partido Laborista, situación que curiosamente tan irónica le resulta a un escritor libanés como Khouri que, por ser ciudadano del país vecino, debería ser conocedor de la libertad de expresión de la que gozan sus colegas israelíes.
Y por último, como escribió el poeta israelí Yehuda Amijai (1924-2000): Del lugar en el que tenemos razón / nunca brotarán / las flores en primavera. / El lugar en el que tenemos razón / está pisoteado y duro / como un patio.
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