"Hemos hecho más de 100 cadáveres para Spielberg"

Greg Nicotero (1963, Pensilvania) y Everet Burrell (1965, California) inspeccionan la carta con atención y finalmente piden consejo al periodista. La lubina y el arroz caldoso acaban pareciendo una buena opción. Quizás sus nombres no resulten familiares al neófito, pero para la familia cinéfila y los que cortan el bacalao en Hollywood estos dos señores cuentan: han metido mano en obras de Steven Spielberg, M. Night Shyamalan, Quentin Tarantino, Sam Raimi, Brian de Palma, John Carpenter, Tony Scott o George Lucas. Burrell está considerado uno de los mejores creadores de efectos visuales de Hollywood (y ha ganado un Goya en España por El laberinto del fauno) y Nicotero, uno de los mejores maquilladores y creadores de prótesis del mundo. Para entendernos, cuando decimos "maquillaje" hablamos de trabajos más bien vistosos, en ocasiones con buena dosis de hemoglobina y cuando hablamos de "prótesis" lo hacemos de "brazos, piernas, cabezas... cuerpos enteros. De todo". Que quede claro.

Estos maquilladores han gastado mucha hemoglobina para lo mejor de Hollywood

Los dos fueron presentados en una fiesta de Halloween en 1984 y juntos -y por separado- han dado lustre al cine de terror y ciencia-ficción, pero también al otro, al "normal", durante cerca de 30 años: El protegido, Alien, la última entrega de Indiana Jones, Casino Royale, Jóvenes ocultos son sólo algunos ejemplos.

La extraña pareja -Nicotero, barba cuidada, elegante, casado y con hijos, y Burrell, amante de la buena vida, soltero y enamorado de su oficio- apuntala en Berlín el último trabajo de Quentin Tarantino, Inglorious bastards. "Si te dijéramos algo ahora tendríamos que matarte luego", exclama Nicotero mientras se felicita por el arroz. Además, acaba de terminar su colaboración con la última serie de la cadena televisiva HBO, Pacific, una superproducción sobre la guerra en el Pacífico que cuenta con Tom Hanks y Steven Spielberg como avaladores. "Eso fue un montón de curro, tuvimos que hacer más de 100 cadáveres para que aparecieran flotando en las olas", cuenta mientras observa de reojo el plato de su colega y rapiña un par de patatas.

Son auténticos profesionales del Hollywood desconocido: los tipos más odiados, las historias que nunca salen en la prensa, las locuras que salpican las colinas de Hollywood y, como no, la crisis. "Me acabo de comprar una casa, muy cara. Tuve la suerte de hacerlo antes de que empezara toda esta mierda. Ahora no podría comprarme nada. Nadie te deja dinero", admite el maquillador. Burrell, consciente de que a mal tiempo buena cara, decide acompañar los postres con el chiste de moda en el mundillo, dedicado a Michael Mann (Collateral o El dilema).

"Entras en una habitación donde están Michael Mann, Michael Bay y James Cameron. Tienes una pistola con dos balas. ¿A quién disparas?". Burrell mira a Nicotero y luego al periodista. Y dice: "A Michael Mann. Dos veces. Para asegurarte de que está muerto". Luego mira al camarero y dice, en perfecto español: "un aguardiente de Cachaza". "Me enseñó a decirlo Guillermo del Toro. Mola, ¿no?".