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Los Presupuestos Generales quedan al borde del veto en el Senado

Los partidos catalanes, dispuestos a castigar al Gobierno

Los Presupuestos Generales del Estado llegan esta semana al Senado con poco futuro. El proyecto ha salido prácticamente cuadrado hasta el último euro en el Congreso y el margen que tiene el PSOE para negociar enmiendas es mínimo. Y sin nada que ofrecer, es muy difícil recabar nuevos apoyos. Los partidos que apoyan las cuentas, PSOE, PNV y BNG, están muy lejos de la mayoría necesaria en el Senado para evitar la principal arma política del PP en la tramitación de cualquier ley, el veto en la Cámara alta.

La amenaza de Esquerra Republicana de presentar un veto a los Presupuestos Generales del Estado (PGE) en el trámite del Senado es ya inevitable. Iniciativa per Catalunya (ICV) anunció ayer que su único senador (integrado en el grupo de la Entesa con ERC y los socialistas catalanes) presentará un veto a las cuentas. El senador de IU, catalán e integrado en el mismo grupo, también se une a ese veto.

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Unido a los vetos que ya han anunciado PP (123 senadores) y CiU (7), si votaran juntos se quedan a uno de la mayoría absoluta del Senado (que está en 133). Faltan los votos de ERC para devolver las cuentas al Congreso. Se da la circunstancia de que al PP le falta un senador a raíz de la crisis de UPN. Si no fuera por eso, hoy ya tendrían los 133 votos necesarios para tumbar las cuentas.

En esta situación, en las filas republicanas la idea del veto en el Senado va ganando enteros. ERC ha anunciado repetidamente su intención de negociar enmiendas en el Senado para mejorar los Presupuestos para Cataluña, pero no pueden permitirse políticamente quedarse solos mientras el resto de partidos catalanes presentan un veto.

No todo está perdido, insisten en ERC. El veto siempre se puede retirar a tiempo y se insiste en la idea de negociar. Mañana, el PSOE y los independentistas tienen una reunión para tratar de acercar posiciones. Pero es muy complicado que ERC consiga suficientes mejoras que le permitan no vetar. Los republicanos pretenden recabar más dinero para asistencia a la dependencia e inmigración, con enmiendas de cientos de millones de euros. Aparte de que el Gobierno ya dijo que no podía ceder en estos temas, el dinero disponible para negociar son entre 20 y 25 millones de euros, según fuentes socialistas.

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La aprobación de un veto supone la paralización inmediata del trámite y la devolución al Congreso. Allí se repetiría la tensa votación en la que PSOE, PNV y BNG levantarían el veto por mayoría absoluta. La consecuencia más grave, en realidad, es que se elimina cualquier posibilidad de introducir enmiendas. El año pasado, el veto del Senado hizo imposible arreglar un agujero de 200 millones en una partida aprobado por error en el Congreso.

La decisión de ayer, que ha provocado una especie de reacción en cadena de vetos catalanes, fue una sorpresa. Hace una semana, ICV había descartado públicamente vetar los presupuestos porque en realidad esperaba algún movimiento del Gobierno con el nuevo sistema de financiación. El 9 de agosto se incumplió el plazo del Estatuto para establecer un nuevo modelo de financiación de la Generalitat. A cambio de evitar una incómoda comparecencia de Zapatero en el Congreso, el presidente de ICV, Joan Saura, y la vicepresidenta del Gobierno, Maria Teresa Fernández De la Vega pactaron entonces una prórroga de dos meses. Ayer se cumplió el plazo, sin acuerdo de financiación y sin visos de que lo haya, lo que provocó el anuncio de veto de ICV.

Con información de Joan Foguet, Pablo X. de Sandoval, Fernando Garea y Anabel Díez

Manos atadas ante la crisis

El veto a los Presupuestos es una derrota política del Gobierno en el corto plazo pero, en el fondo, le supone un alivio porque acorta su tramitación y evita presiones para incluir enmiendas. Más aún con un Senado como el actual con mayoría adversa al PSOE y con una mayoría absoluta asegurada en el Congreso con PNV y BNG para levantarlo.

Sin embargo, ahora le restaría margen de maniobra para hacer frente a la crisis. Es decir, que los Presupuestos ya no puedan ser modificados supone que el Gobierno no puede incluir en ese proyecto nuevas medidas como las anunciadas por Zapatero para las próximas semanas. Sobre todo si son medidas fiscales como se anunció en la cumbre del G-20 del pasado fin de semana. Por eso tiene tanto interés en negociar con ERC para evitar el veto.

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