El sector de la restauración reconoce su propia "burbuja"
Los restaurantes lujosos o de segmento medio-alto son uno de los sectores que más se ha nutrido en los últimos años del tirón financiero e inmobiliario, de esos nuevos bolsillos rebosantes que paseaban la tarjeta de crédito con alegría por sus locales. Con el pinchazo de ese globo de la economía, la hostelería también se relame las heridas.
Ayer, en el salón Hostelco de Fira de Barcelona, el sector admitió su propia "burbuja" y entonó el mea culpa. "También ha habido una burbuja de gastronomía de alto nivel, la restauración se benefició del boom, y al lado de los buenos restauradores se instalaron otros que no estaban", admitió ayer José María Rubio, presidente de la Federación Española de Hostelería y Restauración (FEHR), durante una mesa redonda.
Este tipo de restaurantes ahora sufre caídas en su facturación de entre el 30% y el 35%, tal como anotó en la misma cita el experto gastronómico Carlos Maribona. A su juicio, el sector de restauración de segmento medio-alto "necesita una limpieza porque ha habido una gran saturación". Con el tirón de la gastronomía, "parecía que todo valía, que en cualquier sitio te podían cobrar 100 euros".
Maribona criticó "una sobreinflación de precios que ha llevado a casos de abuso" en algunos restaurantes. El proceso de se ha dado en un contexto de "falta de cultura gastronómica en España", donde, lo que ha habido es en realidad "un boom mediático de los cocineros".
Sin postre, ni copa
Hoy, la mayor parte de los locales notan la caída en sus cajas registradoras, no tanto en la entrada al local. Es decir, que los españoles no han dejado de salir a comer y cenar fuera, pero gastan menos: un entrante para tres, una botella de vino más barata, poco postre y nada de copa.
"Ésa es la diferencia con la crisis de 1993, entonces la gente dejó de salir, pero ahora los españoles han incorporado comer fuera como un hábito y lo que hacen es reducir su consumo".
Iñaki López de Viñastre, el presidente del grupo Sagardi, coincidió en que de esta crisis sólo saldrán adelante las empresas que tengan un buen producto, pero advirtió de que bajar los precios para conservar la clientela "sería un suicidio".
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