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Reportaje:Cuarta jornada de Liga

Reinventarse a los 30 años

Baresi, Butragueño y Bergomi, jugadores símbolo, comparan la última parte de su carrera con la de Raúl

Eleonora Giovio

Dice Zubizarreta que la mirada de Raúl es la misma de hace doce años cuando debutó con la selección. El capitán del Madrid sigue teniendo esa mirada de debutante, lo que ya no es lo mismo es su físico y su capacidad de aguante. "El fútbol es una actividad abrasiva, no es ningún ejercicio de fitness que da beneficios al cuerpo. Es algo que te quema, te desgasta y te hace daño", explica Massimo Neri, que fue preparador físico de Totti, Del Piero, Raúl, y ahora lo es de la selección inglesa. Del Piero, Totti, Maldini, Baresi y Bergomi son sólo algunos ejemplos de hombre-símbolo de un equipo. Igual que Raúl lo es del Madrid, que hoy jugará contra el Sporting de Gijón (22.00, PPV), y en su época lo fueron Santillana y Butragueño. Algunos han aguantado más que otros. Es el caso de Maldini (que con 40 años sigue jugando) o de Baresi, que colgó las botas con 37. Pero, al llegar al límite, a ese límite que te obliga a dar 70 aunque quisieras dar 100, ¿cómo han reaccionado?, ¿cómo han sabido gestionarse?

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"A partir de los 30 años el deterioro físico es inevitable y la capacidad de recuperación se va alargando", señala Neri. Raúl, con 31 años, ha entrado en esa fase de "deterioro físico". "Con 30 años te das cuenta de que el cuerpo no obedece como antes. Y allí es cuando tienes que parar, hacer un análisis, ver defectos y virtudes para ir ocultando lo primero y potenciando lo segundo", dice Butragueño al que, precisamente, jubiló Raúl en 1994-95. Pero, según Neri y también Walter di Salvo (preparador físico del Madrid), hay factores que permiten a algunos jugadores aguantar hasta los 35-36 años. La predisposición genética (la capacidad del organismo de reaccionar a todo tipo de estrés), el aspecto mental y la seriedad profesional.

"Cuando llevas 15-20 años al más alto nivel, la cabeza y las ganas hacen la diferencia. A eso recurres cuando tu cuerpo empieza a quejarse", comenta al otro lado del teléfono Baresi que vistió la camiseta del Milan durante 19 años. "Al final empezaron a aparecer las molestias y noté que la capacidad de recuperar entre un partido y otro ya no era la misma. Tienes que ser humilde e inteligente, hablar con el técnico y decidir juntos cómo gestionar las fuerzas. Lo hice y también lo está haciendo Paolo [Maldini]", continúa. Giuseppe Bergomi, defensa del Inter durante dos décadas, jugó un Mundial con 35 años: "La experiencia te ayuda a superar los problemas físicos. Pero depende mucho del momento que vive el equipo. En el Inter, ahora gente como Zanetti no sufre con 35 años porque las cosas marchan bien".

"Aun así, llega un momento en el que hay que renunciar a algo", abunda Neri. Van Nistelrooy es un ejemplo: ha dicho adiós a la selección holandesa, cansado de tantos viajes. Sin embargo, la opción banquillo no es contemplada por todos. Cuando Fabio Capello llegó a Turín y se atrevió a sentar a Del Piero fue acusado de herético. El capitán era uno de los intocables, igual que Raúl en el Madrid, y nadie le había relegado al banquillo. "Los jugadores tienen que darse cuenta de que pasados los treinta años, jugar cada tres días significa enfrentarse a problemas físicos. Si ellos no son capaces de verlo, estamos los técnicos", recuerda Neri. Así es como a Del Piero siempre se le trató de una forma especial, lo mismo que a Raúl. "Los mirábamos con otros ojos, sabíamos que a ese tipo de jugador por lo que representa hay que acercarse de otra manera". De allí, los cuidados en los entrenamientos. "Ale venía de dos años de problemas musculares y sus tendones no podían aguantar las mismas cargas que el resto. No le gustaba estar fuera pero esa dosificación le ha permitido volver a un gran nivel". Tanto que la campaña pasada fue pichichi en el calcio.

A Raúl también le han diseñado un plan de trabajo para recuperar la forma física. Y Schuster ha decidido que la mejor medicina es que siga jugando. Según algunos, como el Buitre, habría que pasar por otros tramites. Porque, dice, los jugadores, igual que los coches, acaban por explotar de tanto sumar kilómetros. Para evitarlo, hace falta reinventarse. "Los defensas aguantan más porque suplen la agilidad y los reflejos con la colocación y la experiencia. Los delanteros no, porque dependemos de la velocidad y de la reacción en los espacios cortos. Algo que vas perdiendo superados los 30". ¿Y entonces? "Tienes que adaptarte a una nueva forma de jugar. Si el cuerpo no te permite encarar y regatear, pues a buscar pases y paredes".

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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