El piano impuro de Abe Rábade
El compositor santiagués estrena disco y prepara un espectáculo de magia
La anécdota es de comienzos de verano. El locutor de una cadena de radio estatal charlaba con el pianista de jazz Abe Rábade a propósito del lanzamiento de su segundo trabajo discográfico al frente de la formación conocida como Ghu! Project; el quinto disco en su carrera. El periodista se empeñaba en pronunciar el rótulo al estilo anglosajón. El músico lo corrigió de inmediato.
-No es Gu! sino Ghu!, con h aspirada. El nombre del grupo no quiere decir nada, es una expresión de júbilo inventada y la pronunciamos con gheada.
-Y ¿eso qué es?, preguntó el locutor.
-Se trata de un rasgo fonético muy común en el gallego hablado. Salvo en pequeñas zonas, todos los gallegohablantes aspiran las haches de manera que se acaban pareciendo a las jotas.
"Todo está conectado, todo es interacción. Odio la pureza", dice Rábade
En octubre, estrenará su número conjunto con el mago Kiko Pastur
La explicación contentaría a un filólogo y, por su sencillez, es perfectamente comprensible para todos los demás. Abe Rábade (Santiago de Compostela, 1977) explora sin tapujos su curiosidad por lo que la vida le va poniendo delante: sus inicios en los clubes compostelanos cuando era un adolescente, la extensa biblioteca familiar, los versos de sus padres (los escritores Helena Villar y Xesús Rábade) y de su hermana (la poeta e investigadora literaria María do Cebreiro), su época de alumno aventajado en la prestigiosa escuela musical de Berklee (Boston), su docencia en el Seminario Permanente de Jazz de Pontevedra, los acontecimientos sociales y los hechos culturales. "Creo que en la vida las puertas tienen que estar abiertas a lo mejor y a lo peor que pueda pasar en nuestro entorno. La realidad incide en nosotros provocando misterio, felicidad o tristezas parciales, amor, odio, esperanza o decepción", escribe el pianista en su flamante disco, Open doors (Karonte, 2008), ansioso por explicarse no sólo mediante el lenguaje musical de las siete composiciones que firma, sino también a través de un libreto en gallego, castellano e inglés, los idiomas más frecuentes en sus títulos.
"La sociedad está obsesionada con negar el lado oscuro y triste de la vida, que está ahí; es malo anidar una burbuja en el alma", profundiza. "Las producciones artísticas son una elevación del espíritu y al mismo tiempo están ligadas a la realidad. El contexto es tan grande que hay que tender puentes para que la música llegue y se subraye la esencia del mensaje, porque todo está conectado, todo es interacción... Odio la pureza".
En su anterior grabación a trío, Playing on light (2006), la fotografía y la luz fueron las protagonistas del concepto gráfico, que se presentó acompañado de pequeños poemas. En Open doors el testigo pasó al pintor noiés Deli Sánchez, buen amigo del músico y autor de las ilustraciones inspiradas en cada uno de los temas del disco, así como de los retratos del septeto, integrado por el pianista, Chris Kase a la trompeta, Nelson Cascais en el contrabajo, Jesús Santandreu con el saxo tenor, Perico Sambeat al saxo alto, el trombonista Alan Ferber y el batería Bruno Pedroso. "Deli estuvo con nosotros en Oporto durante la grabación del disco, a finales del verano pasado, y allí nos pudo ver en actitudes diferentes", cuenta Rábade, quien invitó al artista a realizar un cuadro en directo durante un concierto de Ghu! Project celebrado en julio en Santiago.
Las dos horas de música y pintura darán lugar al primer DVD de Abe Rábade, una edición que se cocina a fuego lento mientras el músico prosigue con sus colaboraciones en España y Portugal, trabaja en su próximo disco, vertebrado a través de un puñado de ideas fuerza y de aforismos, y continúa con los ensayos de un espectáculo con el mago coruñés Kiko Pastur.
Desde hace algo más de un año, el ilusionista y el músico dan vueltas a Jazzia, un cruce entre el jazz y la magia que estrenarán en octubre en teatros de A Coruña, Ferrol, Vilagarcía y Ourense. Como antes atrajo al jazz las cantigas medievales, los poemas de Rosalía o las canciones marineras, ahora Rábade pone su talento para la ingeniería cultural al servicio de la magia de Pastur. "Me resulta muy inspirador componer sobre premisas tan surrealistas y verme sometido al ejercicio artístico de seguir la elegancia de sus movimientos", explica el pianista, quien ha ideado un repertorio de piano exclusivo para los juegos de cartas de Pastur con el que cumple una idea que lleva tiempo rondándole: la de componer para piano solista.
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