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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

¿Tregua en Gaza?

Pese a su improbabilidad, un alto el fuego real conviene por igual a israelíes y Hamás

De la desconfianza entre Israel y Hamás sobre el mantenimiento de la tregua que por mediación egipcia ha comenzado esta madrugada en Gaza, controlada por los islamistas radicales, da idea el hecho de que ambas partes se hayan dado tres días de descompresión, sin un solo incidente, para verificar si realmente se inicia. Sólo entonces, y con cuentagotas, permitirá Israel la apertura parcial y gradual de los pasos fronterizos, y con ella el progresivo aprovisionamiento del 1,5 millones de palestinos de vida miserable estrangulados desde hace un año, cuando los integristas se hicieron con la franja en un golpe relámpago que desalojó a las fuerzas del grupo rival Al Fatah, del presidente Mahmud Abbas.

Que la tregua sobreviva, algo difícil en un escenario donde pese al dominio de Hamás existe una plétora de facciones armadas con intereses y lealtades diferentes, implica el cese de los ataques palestinos con rudimentarios cohetes contra asentamientos judíos vecinos; y el de las mucho más mortíferas represalias israelíes (casi 400 palestinos muertos en lo que va de año), para las que su Ejército está siempre listo. Pese a todas las cautelas, un par de elementos abonan cierta esperanza en Gaza. Uno, que los israelíes no parecen estar por la labor de una ofensiva militar en toda regla, complicada y de consecuencias políticas impredecibles en un país cuyo primer ministro está en la cuerda floja. El otro, que los fundamentalistas de Hamás han sufrido severas pérdidas por la represión armada judía y la desesperada situación económica del territorio bloqueado. Hamás tiene un claro interés en un respiro bélico y en la renovada popularidad derivada de la reapertura de los pasos. La tregua en la franja es para ambos contendientes una pausa que, de formalizarse, durará previsiblemente hasta que una de las partes considere que beneficia excesivamente a la otra.

No es casual, sin embargo, que el alto el fuego en ciernes se produzca mientras Israel y Siria, protector de Hamás, prosiguen su alentador diálogo indirecto con mediación turca. Y cuando Tel Aviv ultima los detalles para un intercambio de prisioneros con los libaneses de Hezbolá. Si nada indica que Israel y los palestinos de Abbas vayan a concluir este año un compromiso de paz, como querría el declinante presidente Bush, sí hay detalles que alumbran la idea de que algo se mueve en Oriente Próximo.

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