"El centro se ha convertido en un decorado turístico"
Luis Cremades, de 46 años, trabaja en casa. Es poeta, escritor, consultor y prepara una tesis doctoral. Pero nunca sabe si algo le expulsará repentinamente de lo que es su domicilio desde hace ocho años, en la plaza de Vázquez de Mella. "Cada mañana es una incertidumbre. Puede ser que lo que pase en la plaza te deje trabajar o no", dice señalando por la ventana.
En la lista de preocupaciones, donde están incluidas las sirenas, los helicópteros o los cláxones de los coches, la primera plaza la ocupa de forma destacada el fenómeno feria / mercadillo. "Los hacen continuamente. El último fue uno que montaron y no llegaron a inaugurar. Al cabo de un día, lo volvieron a desmontar, con todo el escándalo que eso provoca. Cuando veo que empiezan, ya me busco un plan fuera de casa. Con ese ruido es difícil concentrarse para escribir", dice con resignación.
Luego está el botellón y las juergas nocturnas. "A las cuatro de la mañana comienzan los cánticos regionales. Ayer me despertó uno cantando y practicando la coreografía del chiki chiki". Luis ha trasladado su dormitorio a la parte interior de la casa para, al menos, amortiguar un poco el ruido.
Soporta con tranquilidad el Día del Orgullo Gay, que se celebra en su barrio de Chueca. "Es una vez al año. Cuentas con ello. El problema es el resto de eventos. Cuando llenan la plaza de casetas blancas. Mi decisión de vivir en el centro fue para no tener que usar el coche. Pero esta zona se está convirtiendo en un decorado turístico sin interés, incluso, para los propios turistas", reflexiona.
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