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Nuestra tierra por un geriátrico

Vecinos de Guitiriz regalan terrenos a una empresa para que les haga una residencia

El domingo pasado en la feria "no se hablaba de otra cosa". En la parroquia de Santo Estevo de Parga "todo el mundo está contento". Todo el mundo. Hasta Lily. María Lily López Abad, que a sus 80 años exagera como nadie y se lamenta con Dolores Ares, su amiga de paseos vespertinos por el río: "A lo mejor, el geriátrico no llega a tiempo para nosotras".

Los hijos de los comuneros tendrán prioridad al optar a los puestos de trabajo
Si Geriden no inaugura en tres años, tendrá que devolver la parcela

El sábado, en la asamblea general de la mancomunidad de montes, el voto fue unánime. Hubo tres preguntas de comuneros, pero no había mucho que explicar porque todo estaba más que hablado. Así que se acordó comprarle a don Plácido Buján, el veterinario de toda la vida, ahora jubilado, el terreno de unos 6.000 metros cuadrados que hay frente al campo de fútbol, en la cuesta da Moscosa, y completarlo "con la trenza" aledaña "da Carmen" y con la otra, más allá, "do Modesto e o Juventino". Valeriano, Ofelia, Rufino... allí estaban reunidos, prácticamente, los 204 comuneros que son. La decisión era tan trascendental para Parga y para su municipio, Guitiriz, que el que no pudo estar presente para votar mandó en su lugar a un familiar más joven.

Dicho y hecho. En el estilo habitual del presidente de los comuneros, David Díaz ("a mí no me van los rollos ni me gusta perder el tiempo"), el lunes se formalizó la compra por 42.000 euros. "En 10 días", en cuanto esté resuelto el papeleo del Registro, los de Parga, una de las parroquias más importantes de Guitiriz, de unos 900 habitantes, cederán la tierra a la empresa Geriden para que les levante en ella un geriátrico. "Las mancomunidades de montes somos la quinta Administración, y si las otras cuatro no hacen, pues hacemos nosotros", defiende el enérgico presidente de la de Santo Estevo.

Los beneficios que saca este colectivo de la gestión del monte -incluido lo que le paga la polémica Ingemarga por la explotación hasta 2010 de cinco canteras- "no se reparten". Se utilizan, por acuerdo general, para "obras comunitarias, sociales y culturales". Desde las fiestas de San Roque hasta el mantenimiento del cementerio y los caminos rurales; desde la recuperación del río hasta la organización de la feria de cantería del 6 de julio. "En Parga, todo lo pagamos nosotros", presume el líder de los propietarios del bosque.

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"Aquí todos somos comuneros y la mayoría pasamos de los 70", sigue explicando David Díaz. "Nuestros hijos ya no están. Se han ido a trabajar fuera. Y dentro de poco necesitaremos que nos asistan. Así que cuando hace tres meses vino a Guitiriz el gerente de Geriden diciendo que quería un terreno para su primer geriátrico en Galicia (de los cuatro que proyecta, uno en cada provincia), nos dijimos que tenía que quedarse aquí".

Geriden tenía más novias. Le regalaban tierras en otros lugares. Y, en principio, a la empresa le gustaba más la parcela que le ofrecía la Mancomunidad de Lagostelle, en Guitiriz. Pero luego resultó que la finca se quedaba pequeña porque caía en un área afectada por la Nacional VI. Había, por tanto, que defender otra alternativa dentro del municipio, porque los geriátricos más próximos están muy lejos de Guitiriz, en Castro-Ribeiras do Lea y A Pastoriza.

Mientras los vecinos se encargan de arreglar el traspaso de las fincas, la alcaldesa, Regina Polín, agiliza un plan parcial para el lugar. Cuando se apruebe, "seguramente a finales de este año", Geriden tendrá que empezar a construir ese geriátrico que promete: de dos alturas, en forma de L, con comedor, gimnasio y enfermería en cada planta y 120 plazas, el 80% en habitaciones individuales. El edificio tendrá un centro de día y, "por primera vez en Galicia", destaca Polín, "un centro de noche" para que los residentes que están en forma puedan irse con el sol a sachar su leira y cuidar los pollos, "volviendo al atardecer para no tener que dormir solos".

Según el contrato, si Geriden no inaugura en tres años, estará obligada a devolver la tierra. Pero, si cumple con su parte, los comuneros de Santo Estevo tendrán prioridad a la hora de optar a plazas en el geriátrico. Y también sus hijos irán por delante en la selección de "personal no cualificado".

"Aquí muchos vivimos sólo de la renta agraria, ¿y si luego no podemos pagar la residencia?", preguntó una vecina en la asamblea. "Llegaremos a un trato con la Xunta para que pague la diferencia", respondió el patrón de los comuneros. Y le tocará a la alcaldesa lograr este acuerdo con Vicepresidencia. La misma Vicepresidencia do Benestar que, según ella, le negó el geriátrico público a un pueblo donde uno de cada tres vecinos está jubilado. Donde hay parejas de 90 años que no tienen quien les cuide. Donde las vallas publicitarias prometen audífonos gratis de prueba.

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