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No dejemos lo importante para mañana

Los empresarios nos enfrentamos a la actual situación de la economía española con la voluntad de realizar un análisis realista combinado con propuestas constructivas. De la misma forma que hemos resaltado que nos encontramos ante una fase de desaceleración más pronunciada que la estimada hace unos meses, hemos recordado que la gran mayoría de las empresas cerró el ejercicio de 2007 con resultados positivos. Al mismo tiempo que hemos manifestado que nuestra economía tiene algunas características -endeudamiento, necesidad de financiación exterior, peso del mercado inmobiliario- que la hacen más vulnerable, hemos dicho que cuenta con firmes soportes que la hacen más sólida que en el pasado.

Hay que reforzar la capacidad de adaptación de empleados y empresas, y la liberalización

Los datos recientes de nuestra economía hacen evidente este descenso en el ritmo de actividad. El Gobierno ya ha revisado el crecimiento y lo ha fijado en un 2,3% para este año e idéntico porcentaje para 2009; menos optimista ha sido la Comisión Europea, que ha calculado un 2,2% para este 2008 y un 1,8% para 2009.

El sector inmobiliario se ha sumado a esta cascada de datos desfavorables y el INE nos ha informado recientemente de que la compraventa de viviendas en febrero descendió un 24,4% con respecto al mismo mes de 2007. El endurecimiento de las condiciones financieras y el cambio en las expectativas son las principales causas de esta caída que, como es lógico, ha tenido repercusión en el empleo. En efecto, recientemente hemos conocido que, según la EPA, la tasa de paro repuntó al 9,6% en el primer trimestre del año, alcanzando su valor más alto en tres años y suponiendo un aumento de 246.600 personas sin empleo, la cifra más alta en quince.

Ante esta realidad, las previsiones no son halagüeñas. Los elevados precios del petróleo y la inflación, más alta que la media europea -y hay que reseñar aquí la positiva bajada de cuatro décimas en abril-, son variables que afectan a la economía española, cuyas empresas se encuentran con un problema de liquidez y acceso a la financiación que dificulta su labor. No conviene olvidar, en este sentido, que la decisión del Banco Central Europeo de no bajar los tipos de interés ha motivado que la provisión de liquidez para el sistema financiero europeo sea casi el doble de cara que en EE UU.

Sobre este asunto, los empresarios hemos reiterado que es necesario rebajar los tipos de interés para mejorar la competitividad de las empresas europeas y recuperar el poder adquisitivo de las familias. Una posición que coincide con la mantenida por el Fondo Monetario Internacional.

Como decía al comienzo de este artículo, la economía española puede enfrentarse a esta situación. Entre sus aspectos positivos, cuenta con un sistema financiero que, como ya ha señalado el Banco de España, tiene una elevada solvencia, una amplia cobertura por las provisiones existentes, baja morosidad y un alto nivel de rentabilidad recurrente. No obstante, es necesario potenciar nuestros elementos positivos y enfrentarnos con decisión a los problemas que tenemos planteados. Para ello, desde la CEOE hemos expuesto las medidas que consideramos necesarias, los sectores estratégicos a los que habría que aplicarlas y la filosofía de las mismas, basada en la recuperación de nuestro potencial de crecimiento y en una mejora de la competitividad de nuestras empresas y del entorno regulatorio institucional en el que desarrollan sus actividades.

El objetivo es favorecer la creación de empleo y el sostenimiento de las actividades económicas empresariales, lo que, a nuestro juicio, requiere reforzar la capacidad de adaptación de empresas y trabajadores, liberalizar aún más y externalizar la gestión de los servicios públicos y reducir las cargas de las empresas con actuaciones como, por ejemplo, un tratamiento fiscal del impuesto de sociedades más favorable para la reinversión que para el reparto de dividendos.

Los empresarios también hemos solicitado que se elabore un ambicioso plan de infraestructuras, que se acometa un debate nacional sobre la energía sin exclusiones, y hemos realizado propuestas concretas para transmitir confianza a los mercados, que el Gobierno haga pública una fórmula que garantice la financiación de la balanza de pagos española, que se sitúa actualmente en un 10% de nuestro PIB.

Al elaborar todas estas sugerencias, en la CEOE hemos tenido muy presente la especial incidencia que la desaceleración que estamos sufriendo está teniendo en las pequeñas y medianas empresas que cuentan con menos medios financieros y encuentran graves dificultades para encontrar recursos que garanticen su actividad.

Se trata, en resumen, de elaborar entre todos -el Gobierno, dentro de su responsabilidad, y los agentes sociales, con el fundamental diálogo social- un verdadero cuaderno de ruta que nos permita enfrentarnos a la situación actual. Tengo la firme convicción de que, si se toman las medidas necesarias con decisión y eficacia, la recuperación puede estar muy cerca, pero puede dilatarse más de lo aconsejable si se actúa con la acomodaticia voluntad de dejar lo importante para mañana.

Quiero dejar constancia, para terminar, de que en nuestra confederación estamos firmemente convencidos de la capacidad del mundo empresarial para afrontar con éxito el futuro, y decididos a colaborar con los agentes sociales y con el Gobierno para conseguir lo mejor para nuestro país.

Con la misma independencia y sinceridad con que manifestamos que las medidas adoptadas por el Ejecutivo contribuirían a paliar la desaceleración pero eran claramente insuficientes, le ofrecemos nuestro esfuerzo y cooperación para que España siga creciendo y creando empleo. -

Gerardo Díaz Ferrán es presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE).

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