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Reportaje:

La décima proeza de Edurne Pasaban

La alpinista, tras hollar el Dhaulagiri, más cerca de los 14 'ochomiles'

Ya son diez las cumbres principales y superiores a los 8.000 metros las que ha hollado Edurne Pasaban (Tolosa, País Vasco; 1973). La última ayer, el Dhaulagiri, de 8.167 metros, en el Himalaya. La llegada a la cima se produjo a las 13.00 (hora de Nepal, 16.30 en España), tras una ascensión de diez horas y un último desnivel de 800 metros desde el campo 3, situado a 7.300 metros. El éxito de Pasaban no fue el único. Junto a ella, entre otros, también coronó el ecuatoriano Iván Vallejo, de 48 años, que se convirtió en el decimocuarto alpinista en completar la colección de los 14 ochomiles y el séptimo en hacerlo sin usar oxígeno artificial, considerado como dopaje por la Agencia Mundial Antidopaje desde 2007 aunque el informe de este organismo no es vinculante. Pasaban intentará completar la colección en dos años.

"He estado muy acompañada. Gracias a todos por creer en estos locos"
Kaltenbrunner, que suma 10 'ochomiles', desafiaba también la misma cumbre

Edurne llegó a lo más alto del Dhaulagiri en compañía de Asier Izagirre, Alex Chicón y el sherpa Muktu. La emoción embargó a la cordada de Pasaban. Permanecieron poco tiempo en la cima a causa el frío y del viento, que ya empezaba a soplar fuerte con ráfagas de 40 kilómetros a la hora. Fueron apenas unos 15 minutos, tiempo suficiente para realizar una llamada vía satélite a su padre Sergio. "La emoción nos embarga. Te quiero, papá", le transmitió Edurne. No hubo tiempo para más. Había que descender. El cansancio y la sed empezaban a aparecer. Cinco horas más tarde, la cordada se hidrataba 800 metros más bajo, en el abrigo de una de las tiendas del campamento.

"Estamos bien, ya en el campo 3", señaló Asier Izagirre a este diario en conversación telefónica. "Edurne está hablando por el radiotransmisor con el campo base". La voz clara y firme que se oía por el teléfono satélite confirmaba el buen estado de salud del alpinista, pese a que hablaba desde los 7.300 metros de altura y de que el sonido del viento iba en aumento. Incluso, se podía oir la voz de Edurne. Pero la comunicación se cortó de repente y fue imposible una nueva conexión. Pese a los intentos, Asier tuvo tiempo de explicar el plan del descenso: "Nuestra intención es bajar al campo 2 y, si se puede, al 1. Ya veremos. Ya casi es de noche y en media hora decidiremos si descendemos o pernoctamos aquí en la tienda del campo 3. Insisto, todo está bien".

Una hora más tarde aparecieron declaraciones de Pasaban en su página web, en las que describió el ataque a la cima: "Nos hemos puesto en marcha sobre las 3 de la madrugada. Hacía bastante viento y frío. Unas dos horas después de comenzar la marcha hemos llegado a la travesía, en un permanente flanqueo, que hay que realizar para llegar al corredor que nos subió directamente a la cumbre. Esta travesía la hemos equipado con una cuerda ligerísima de kevlar con el objetivo de asegurar todo el camino de regreso".

Siguiendo las leyes del alpinismo, la seguridad es la prioridad. De esta manera se consiguió el éxito. Se logró de una manera masiva. La primera cordada en pisar la cumbre estaba integrada por Ferran Latorre, Iván Vallejo -compañeros junto con Asier de Edurne en las últimas expediciones-, y los amigos de la alpinista Fernando Fernández y Nacho Orbiz. Una cordada fuerte que abrió la huella para Edurne. Pasaban ofreció la cima a todos los amantes de la montaña. "He estado muy acompañada y el Dhaulagiri, a partir de hoy, es también un poco vuestro. Enhorabuena a todos por creer en estos locos".

No fueron los locos del grupo de Al filo de lo imposible que ayer invadieron la tranquila cima del Dhaulagiri. Los aragoneses Carlos Pauner y Marta Alejandre también alcanzaron el objetivo. Para Pauner fue su octavo ochomil, mientras que su compañera de cordada lograba el primero. Hubo más cimas, desde que una veintena de alpinistas partieron el pasado lunes del campo base aprovechando la ventana de buen tiempo. No todos llegaron arriba. Varios tuvieron que descender, eliminados por la selección natural de la montaña cuando se llega a la denominada zona de la muerte de los 7.500 metros.

Además de los españoles y un grupo de polacos, también ascendierona varios austriacos, liderados por Gerlinde Kaltenbrunner, la adversaria de Edurne junto con la italiana Nives Meroi en la lucha por ser la primera mujer en completar la colección de los 14. Al cierre de esta edición, no había noticias de la austriaca, pero de confirmarse su cumbre, sumaría su undécima cima y seguiría con un ocho mil más que Pasaban.

Edurne y Gerlinde volvieron a ser compañeras en sus andanzas en el Himalaya, tras coronar juntas el Broad Peak el pasado año. Son las dos damas del Himalaya. "Somos buenas amigas", sostiene Pasaban, que huye de cualquier rivalidad con Gerlinde. No ocurre lo mismo con Meroi, a la que Edurne no conoce. La italiana se está recuperando de una fractura en la pierna que sufrió en el Makalu durante su última tentativa invernal.

Edurne Pasaban.
Edurne Pasaban.EFE

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