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El termómetro | ELECCIONES 2008 | Campaña electoral
Columna
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Luxemburgo sin Rosa

Reconozco que Luxemburgo, si lo desgajo de Rosa, se me hace un tanto extraño. No es menos cierto que la buena señora, es decir que sus libros (porque jamás pude invitarle a un café, ya que nacimos a destiempo), no eran los más adecuados para llenar un fin de semana, pero sí avanzaron lo que hoy es moneda común, Que levante la voz el que no haya pronunciado alguna vez la palabra socialdemocracia, que tanto defendió doña Rosa antes de que un soldado la tumbase para siempre de un culatazo feroz. Siempre queda una especie de alien que revolotea recordando, inquietando, desasosegando.

Luego está Luxemburgo, un país al que seguramente nadie iría de vacaciones, aunque ellos sí vienen al nuestro, a juzgar por las matriculas que uno ve en la carretera. Y, de repente, a Luxemburgo le toca decidir sobre lo intrínseco y lo extrínseco del Concierto Económico, como a Maastricht le tocó decidir sobre lo que era y lo que no era la Unión Europea.

El minimalismo es bello. Luxemburgo tiene palacios, algunos bosques y en 2005 unos 455.000 habitantes: 277.600 luxemburgueses, 65.700 portugueses, 22.400 franceses, 18.800 italianos, 16.100 belgas, 10.400 alemanes, 4.500 británicos, 3.500 neerlandeses, 9.600 ciudadanos de otros países de la UE y 26.300 ciudadanos de otros estados. Ya ven que Wilkipedia sirve para mucho.

Es decir, que Luxemburgo viene a ser algo así como Bilbao y resulta que Luxemburgo (sin Rosa, no sé sin con rosas) tiene que decidir sobre la fiscalidad vasca, sobre algunos aspectos definitivos del Concierto. Supongo que a 455.000 luxemburgueses el asunto les interesa tanto como a Jupp Heynckes los accidentes de bicicleta en China.

Pero lo cierto es que la campaña electoral ayer se hizo en los extrarradios con un aire surrealista que bien pudiera servir de prólogo a la exposición del Museo Guggenheim. La Comisión, dudando sobre las raíces del Concierto Económico; el abogado del Estado español defendiendo la norma; el juez ponente en la misma línea y las comunidades de La Rioja y Castilla y León acerando sus críticas al pacto entre el Gobierno y la comunidad autónoma vasca.

Hay cosas difíciles de entender. Generalmente las más sencillas son las más complejas, pero lo cierto es que el termómetro de la campaña ayer no estaba en Euskadi, sino en Luxemburgo y me temo que durará algún día más. No hubo pacto partidario porque no lo podía haber en plena campaña electoral y mucho me temo que una vez de regreso de aquel país, el asunto ocupará mítines y tribunas quizás con un menor grado de diplomacia o acuerdo entre las partes. Pero el asunto es más profundo y trasciende a una campaña electoral que por definición es efímera En Luxemburgo se jugaban ayer muchas cosas, gane quien gane las elecciones en España. A estas alturas del partido, discutir el Concierto Económico es como pedir la anulación de un partido porque el árbitro no lanzó suficientemente alto la moneda que permite elegir campo o balón. Querida Rosa, en esto ha acabado Luxemburgo...

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