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Sheinbaum arranca una nueva megacompra de medicamentos: más de 4.000 fármacos y un gasto de 130.000 millones de pesos

En su primera licitación bienal, el Gobierno apostará por la digitalización para zanjar uno de los principales pendientes del sexenio pasado, el desabasto de fármacos

Claudia Sheinbaum, presidenta de México durante la conferencia de prensa en palacio Nacional en Ciudad de México, el 31 de octubre  2024.
Claudia Sheinbaum, presidenta de México durante la conferencia de prensa en palacio Nacional en Ciudad de México, el 31 de octubre 2024.Daniel Augusto (Cuartoscuro)
Karina Suárez

El Gobierno de Sheinbaum ha dado el banderazo de salida de la primera megacompra consolidada de medicamentos para los próximos dos años. Tras los numerosos intentos fallidos por garantizar el abasto de medicamentos del sexenio anterior, la nueva Administración ha presentado un plan de adquisición y distribución con la digitalización como piedra angular. La Secretaría de Salud desembolsará 130.000 millones de pesos en la adquisición de 4.454 claves de medicamentos para 2025 y 2026. “Vamos a conseguir todavía mejores precios que el presidente Andrés Manuel López Obrador, que ya habían disminuido los precios de medicamentos”, declaró la mandataria este jueves en Palacio Nacional. En noviembre se realizará la licitación, en diciembre se adjudicarán los contratos y en marzo próximo se entregarán los medicamentos a los hospitales públicos.

El subsecretario de Integración y Desarrollo del sector Salud, Eduardo Clark, informó que el nuevo modelo de contratación está basado en la implementación de sistemas digitales en todo el proceso de compra. “Estamos buscando garantizar la máxima transparencia y participación, tanto nacional como internacional, para promover la competencia y garantizar los mejores recursos en calidad y precio”, dijo. La Secretaría de Salud coordinará esta megacompra, en la que participan 26 instituciones del sector, a través de los laboratorios estatales Birmex.

La nueva plataforma digital permitirá a los proveedores y ciudadanos la consulta de los detalles del proceso, las claves de medicamentos licitados, los volúmenes comprados y los tiempos de entrega. “Habrá un monitoreo continuo de parte de la Secretaría de Salud y de Birmex a las penalizaciones y los incumplimientos que pueden llevar a cabo los proveedores para garantizar que el Estado mexicano, efectivamente, escoja a los proveedores que tienen garantizado el cumplimiento”, puntualizó Clark.

Con este nuevo esquema digital, la presidenta busca zanjar de una vez por todas uno de los principales dolores de cabeza del sexenio anterior: el desabasto de medicamentos en el país. El Gobierno de López Obrador arrancó su mandato vetando a una decena de intermediarios e implementó su propio esquema de logística para la adquisición y distribución de fármacos. En ese entonces, el presidente argumentó que el esquema de compras era ineficiente y estaba plagado de corrupción, principalmente, por parte de las distribuidoras.

Los intentos por armar un esquema nuevo de abasto de medicamentos pasó por solicitar el apoyo de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) a la centralización del proceso en manos del ahora extinto Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi). Sin embargo, el reclamo de los pacientes por el recurrente desabasto de fármacos continuó durante todo el sexenio pasado. De acuerdo con datos del sector farmacéutico, antes de 2012 el abasto reportado de medicinas rondaba el 98% y cerró 2024 con un promedio del 70%. En la última milla de su Gobierno, el presidente López Obrador apostó por la creación de una megafarmacia, un centro de acopio en el Estado de México, con disponibilidad de todos los medicamentos para todas las enfermedades las 24 horas del día. Este almacén central en el municipio de Huehuetoca se inauguró en diciembre de 2023, sin embargo, a menos de un año de iniciar su operación ha tenido un resultado discreto.

Aunque la megafarmacia seguirá siendo un punto de apoyo, el Gobierno de Sheinbaum ha doblado su apuesta por la digitalización, mediante la creación de una plataforma exclusiva para este proceso de compra. A partir de esta semana y hasta el 8 de noviembre, los proveedores de medicamentos podrán hacer sugerencias sobre este nuevo esquema. Juan de Villafranca, presidente de la Asociación Mexicana de Laboratorios Farmacéuticos (Amelaf), reconoce que, a diferencia de los procesos anteriores, ahora se ve un orden en la licitación. “Los tiempos que están manejando son razonables, ojalá sea una compra consolidada que permita planeación y eso se traduce en mejor precio y que pueda surtirse el medicamento en tiempo. Aquí lo importante es ver si [el Gobierno] hizo bien su trabajo para definir cuál es la demanda concentrada por institución”, dice.

De Villafranca espera que sea una convocatoria exitosa, donde se adjudiquen la mayoría de claves de medicamentos y no como ocurrió en licitaciones pasadas, donde solo se adjudicó alrededor de un 50% de los fármacos y el resto se compró de manera directa. El especialista explica que el proceso será atractivo para los laboratorios si el Gobierno hace un análisis de mercado correcto, con datos precisos sobre la demanda de cada hospital y los precios máximos de referencia adecuados. “La megafarmacia la verdad no ha funcionado y aquí el otro tema, que no nos compete directamente a nosotros, es cómo van a manejar la distribución de medicamentos, pero ojalá presenten cómo van a manejar la última milla”, indica.

Aunque la Amelaf aún no se ha reunido con la presidenta Sheinbaum, el presidente de la asociación confía en que, tras este anuncio, habrá una mejor colaboración con su Gobierno y una pronta liquidación de los adeudos públicos de licitaciones pasadas. Villafranca detalla que solo a los miembros de la Amelaf el Gobierno les adeuda unos 1.000 millones de pesos. “Así como nos exigen que se entreguen los medicamentos, también es muy importante que haya un pago oportuno”, zanja.

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Sobre la firma

Karina Suárez
Es corresponsal de EL PAÍS en América, principalmente en temas de economía y sociedad. Antes trabajó en Grupo Reforma. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Máster de periodismo de EL PAÍS.
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