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Del Insabi a la ‘superfarmacia’: los intentos de López Obrador para atajar el desabasto de medicamentos en México

La cruzada del presidente contra las grandes empresas distribuidoras desde el principio del Gobierno no logrado cuajar en un nuevo sistema. Expertos del sector farmacéutico apuntan a la falta de planeación

Protesta por el desabasto de medicamentos necesarios para el tratamiento del cáncer en Ciudad de México.
Protesta por el desabasto de medicamentos necesarios para el tratamiento del cáncer en Ciudad de México.Tomás Acosta Ordaz (CUARTOSCURO)
Karina Suárez

A menos de 500 días de que concluya su Gobierno, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha lanzado una nueva propuesta para atajar la falta de medicamentos en hospitales y centros de salud públicos: la creación de una ‘superfarmacia’ con todas las medicinas del mundo. La iniciativa se suma a una larga lista de intentos para crear un nuevo sistema tras desmantelar la red de grandes comercializadoras desde el comienzo del sexenio. “Para darle una salida definitiva al desabasto (de medicamentos) les voy a proponer a los del sector salud que se tenga una especie de farmacia en la Ciudad de México, un almacén con todas las medicinas del mundo en cantidades razonables para que cuando falte en un hospital”, dio a conocer este miércoles en su habitual conferencia de prensa.

El mandatario aseguró que desde este “banco de reserva de medicamentos”, ubicado en el centro del país, se podrá surtir de medicinas a los hospitales y centros de salud al resto de los Estados por avión o camiones. Sin entrar en más detalles sobre el proyecto, López Obrador afirmó en Palacio Nacional que su Gobierno tiene los recursos para echarla a andar antes de que finalice su mandato el 1 de octubre de 2024.

Juan de Villafranca, presidente ejecutivo de la Asociación Mexicana de Laboratorios Farmacéuticos (Amelaf) comenta que este es un proyecto muy ambicioso y sobre el que todavía hay que afinar muchos detalles. “Hay que considerar el tema de caducidades en los medicamentos, el costo financiero, las condiciones de la bodega o farmacia porque tiene que estar en un ambiente controlado y luego ya la distribución. Yo creo que hay otra forma de solucionar el abasto de medicamentos como es la planeación, una compra consolidada, una red de distribución, entender bien cuál es la demanda”, comenta.

El presidente de la Amelaf advierte de que más allá de que exista un gran almacén de fármacos en el país, se tiene que garantizar que dichos fármacos llegarán oportunamente a las manos de los pacientes. “Los medicamentos no son tornillos, hay un tema clave aquí, en cuanto se fabrica un medicamento empieza a correr una caducidad de dos años y por eso lo más importante para mí es que haya planeación, habiendo planeación habrá abasto y buenos precios”, insiste Villafranca.

Esta es la más reciente propuesta de Ejecutivo para zanjar definitivamente el desabasto de fármacos en México, un capítulo más en una serie de cambios, ajustes e intentos para echar a andar su propia red de suministro de medicamentos. Apenas comenzar su mandato, en 2019, López Obrador emprendió una cruzada contra las grandes empresas comercializadoras de medicinas por supuestos cobros excesivos y actos de corrupción. El mandatario vetó a una decena de intermediarios e implementó su propio esquema de logística para la adquisición y distribución de fármacos.

En un primer momento, echó mano de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) y de los Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex) para la adquisición y distribución de fármacos, sin embargo, ante la persistencia del problema de desabasto, a fines de 2022 el Ejecutivo terminó anticipadamente su convenio con la UNOPS y trasladó la responsabilidad de hacer llegar los medicamentos al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi). Meses más tarde, los propios legisladores de Morena —el partido en el Gobierno— fueron los encargados de avalar la extinción del Insabi y con ello la responsabilidad de garantizar el abasto de fármacos pasó a manos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

En medio de estos cambios administrativos e intentos fallidos y mientras los anaqueles seguían vacíos y las protestas de pacientes arreciaban, la Administración federal reculó y volvió a permitir la participación de algunos intermediarios en la compra de medicinas. En paralelo, tanto las entidades de sanidad Estatales como las dependencias gubernamentales como la Secretaría de la Defensa o la misma Pemex comenzaron a realizar sus propias adquisiciones de fármacos por separado. Este miércoles el presidente López Obrador ha asegurado que en 14 Estados donde funciona el IMSS Bienestar tiene más del 90%, de medicinas.

Frente a los datos oficiales, las quejas de los afectados no cesan. A lo largo de los cuatro años de Gobierno se han acumulado los reclamos de pacientes y familiares ante la falta de antirretrovirales ketorolaco, diclofenaco inyectable, ampicilina, o metadona, entre otros fármacos. Desde personas con cáncer hasta quienes padecen algún trastorno psiquiátrico, el desabasto de fármacos ha golpeado a todos los espectros de enfermos.

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Sobre la firma

Karina Suárez
Es corresponsal de EL PAÍS en América, principalmente en temas de economía y sociedad. Antes trabajó en Grupo Reforma. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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