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Reportaje:Talentos

Disparos para el cerebro

El creador Jorge Mañes abre sus puertas al diseño emocional

Anatxu Zabalbeascoa

Posiblemente lo más deleznable de los ¿antiguos? trofeos de caza fuera la exhibición de la indefensión de una víctima. Posiblemente lo más absurdo de esos mismos botines sea el exhibicionismo de la fanfarronería del verdugo. Quien abusa y exhibe su abuso o no merece más comentarios o no cree abusar. Pero el cazador, durante siglos, ha observado a sus presas desde la mirilla de su rifle. Así, tal vez se enfrenta a los animales convencido de estar haciendo lo contrario de lo que hace: exponiéndose a un peligro. Esa paradoja llamó la atención de un joven madrileño con talento para el diseño. Jorge Mañes Rubio, que tiene 23 años y trabaja en Milán, olió la trampa. Y decidió corregir la cornamenta. Puestos a rendir tributo a la bravura, el trofeo tenía que estar formado por cañones de rifle. Y no al revés. Su idea es discutible. Jugar con armas es peligroso. Ya sabemos que las carga el diablo. Le podría salir el tiro por la culata y ser acusado de apologista de la violencia, de la guerra o de las propias armas. Pero no vamos a discutir aquí sobre la necesidad del mal ni sobre la belleza que oculta lo tenebroso. El perchero Dear Hunter es un colgador en toda regla, un diseño útil. Y un trofeo contemporáneo, la captura de un par de rifles: dos menos disparando.

Disparando mensajes y dejando espacio para interpretar ese mensaje, Mañes empieza ahora a lanzar sus propuestas. Lo ha hecho en su primera exposición individual, que pudo verse hace unos días en la última edición de la Feria Casa Pasarela de Madrid. Frente a la opción de amontonar todos sus diseños para aprovechar los tres metros cuadrados de los que disponían los diseñadores más jóvenes, Mañes eligió vaciar su espacio para colgar su perchero Dear Hunter. Hace sólo dos años que terminó de estudiar diseño en la Universidad Antonio de Nebrija, también en Madrid. Y no ha perdido el tiempo. Otra institución madrileña, el Instituto Europeo di Design, le sirvió para lograr un posgrado en diseño de mobiliario y para poner un pie como becario en Milán. Con todo, Jorge Mañes asegura que ha sido el contacto con otros diseñadores lo que más le ha hecho pensar. Ese contacto le ha abierto -dice- "la puerta al diseño emocional", el que le interesa. Tras participar en talleres impartidos por los hermanos Campana, El Último Grito o Curro Claret, este joven madrileño vio la luz. Y empezó a pensar. Ese pensamiento comenzó a dar frutos hace unos meses. Giulio Cappellini se fijó en él. Le encargó el prototipo para un baño. Y Mañes lo diseñó con anillas para estirar el cuerpo al tiempo que otros lavaban sus manos o se encerraban a pensar. Como premio, el gurú Capellini le permitió firmar el diseño de las invitaciones para la muestra Flaminia Experience. Este año sigue en Milán. Cappellini lo ha fichado para que piense. Y ya ha empezado a disparar. www.seethisway.com

Los bancos <i>Ridethemboyz! </i>
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El perchero <i>Dean Hunter</i>
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El diseñador Jorge Mañes.
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