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"Cuando se enseñe, más gente querrá aprender catalán"

José Antonio Sierra dice sentirse como un misionero. LLeva 35 años dedicado al fomento de las lenguas que se hablan en España con una entrega vocacional. En 1971 incorporó libros en catalán, gallego y eusquera a la biblioteca del Instituto Español de Cultura de Dublín, institución de la que fue fundador y que cinco años más tarde ofreció cursos de las tres lenguas, aunque sólo el catalán tuvo demanda. "Aquello levantó ampollas", recuerda el que fuera director del Instituto Cervantes de Dublín, que ni por asomo podía imaginar que 30 años después de aprobada la Constitución la propuesta de que las escuelas de idioma de Andalucía ofrezcan clases de gallego, eusquera y catalán iba a desatar una polémica parecida. "No entiendo al PP", repite.

Jubilado hace cinco años, Sierra, abulense de nacimiento, decidió instalarse a vivir en Málaga. Sorprendido porque en ningún centro público ni privado de Andalucía pudiera estudiarse alguno de los tres idiomas cooficiales del estado español -sólo existían departamantos de catalán y gallego en la Universidad de Granada-, Sierra se embarcó una nueva misión. Promovió la Asociación Andaluza para la Difusión del Idioma Español y de las Lenguas Minoritarias Oficiales del Estado Diversidad y Convivencia que en 2004 se dirigió a los distintos partidos políticos para pedirles que incluyeran en sus programas la propuesta de impartir todas las lenguas de España en las escuelas de idiomas. Sólo Foro Andaluz, el partido fundado por el ex ministro del PP Manuel Pimentel le hizo caso entonces. Pero la insistencia de la asociación ha logrado persuadir al PSOE, que va a incluir la propuesta en su programa electoral. "Es algo que marcará un antes y un después en las relaciones entre Andalucía y las comunidades autónomas bilingües", insiste.

Es tan "normal", tan "obvio", y tan "incomprensible que no estuviera resuelto ya", que Sierra no comprende la polémica. Recuerda además que en 1990 el PP junto al PNV y Euskadiko Eskerra presentó una iniciativa para que el Instituto Cervantes difundiera y enseñara también gallego, catalán y eusquera. "Lo que no tiene sentido es que se puedan aprender en el extranjero y no en Andalucía," afirma.

En estos cuatro años, la asociación Diversidad y Convivencia ya ha conseguido algún logro como que todas las bibliotecas públicas de Málaga dispongan de diccionarios de todos los idiomas oficiales del Estado. "No fue difícil, encontré una gran receptividad del Ayuntamiento", confiesa.

Ahora se trata de que ocurra lo mismo en todas las bibliotecas de Andalucía, para lo que mantiene contactos con la Junta, y también ha pedido a las universidades que creen departamentos de catalán, gallego y eusquera. "La clave para conseguir cosas es creer en ellas, no buscar beneficio económico ni salir en la foto, como un misionero", insiste.

Sierra está convencido de que cuando las escuelas de idioma ofrezcan estas lenguas habrá demanda, sobre todo de catalán, segura en las de Sevilla y Málaga -esta última ya ha pedido varias veces a la Junta sin éxito implantar catalán- y poco a poco en las demás provincias. "Cuando haya, y se vea normal ir a clase de catalán, habrá más gente que lop quiera aprender", afirma, y se queja: "aquí hablamos siempre de demanda como si todo fuera un comercio, pero ¿alguien ha preguntado alguna vez si hay demanda de clases de geografía?". La enseñanza del idioma ayudará, según Sierra, a "romper lor enormes prejuicios que se tienen sobre el catalán o el eusquera y que se deben al desconocimiento".

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