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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Una lección de honestidad

Se fue lentamente, aferrándose hasta el último momento a la vida, pero su última imagen siempre será de lucha. Su marcha ha sido como su vida: apasionada al extremo, tanto en su vida profesional, familiar o en la relación con sus amigos.

Perteneciente a una familia conservadora, tras pasar por los jesuitas, entró en la Academia Militar de Zaragoza para seguir los pasos de su padre, fallecido en Segovia al principio de la Guerra Civil en el bando nacional. Nada más salir se casó con Rosa Laviña con quien tuvo siete hijos (Javier, Belén, Sonsoles, Virginia, Vicky, Alberto y Pablo). Su forma de pensar fue evolucionando y poco a poco, en parte gracias a su cercanía a los movimientos de base de la Iglesia, fue adoptando claras posiciones contra el régimen de Franco hasta dar el paso crucial de integrarse en la Unión Militar Democrática (UMD), la cual tenía como objetivo conseguir un Estado de derecho y una constitución democrática.

Trabajó intensamente, junto a sus compañeros y su gran amigo Julio Busquets (fundador de la UMD y posteriormente diputado socialista), para la causa democrática, aunque lo suyo no era la vida clandestina y lógicamente lo acabaron deteniendo en la calle de Aragón de Barcelona, y encerrándolo en el Castillo de Figueras. Consiguió la libertad gracias a la Amnistía, pero fue expulsado del Ejército, al igual que sus compañeros, tras un consejo de guerra bastante absurdo, ya que antes de comenzar ya se sabía la condena; al mismo tiempo el juez instructor le comentaba muy sorprendido que no entendía nada: "Le van a juzgar por aquello que Suárez (recién nombrado) y el Rey están defendiendo".

Yo tuve la suerte de cubrir para la revista Cambio 16 su detención en Catalunya, y fue por esa razón por la que nos conocimos personalmente en 1980, unos años después, haciéndole una larga entrevista para el periódico Mundo Diario de Barcelona; en ese momento el ministro de la UCD, Fernández Ordóñez, pedía la rehabilitación para los militares condenados por pertenecer a la UMD mientras que el general Manuel Gutiérrez Mellado, tío suyo, opinaba que no era el momento oportuno, que las salas de banderas no estaban para grandes sobresaltos.

Tras la entrevista llegaron muchos años de convivencia y en el 89 nació nuestra hija Elena, a la que dedicó mucho tiempo y cariño, gracias a lo cual se parece mucho a él en la forma de ver la vida y sobre todo en su pasión por vivirla.

Afortunadamente en el segundo mandato socialista (1986) los militares de la UMD fueron rehabilitados por el Gobierno de Felipe González, con quien había compartido numerosas reuniones sobre temas militares y a quien tanto admiraba, pero ya no volvió a su carrera militar, prefirió seguir trabajando en la sociedad civil como ya llevaba haciendo muchos años.

Amante apasionado de todo lo terreno, supo enfrentarse a la vida como a esta última enfermedad. De él me quedará siempre una brillante lección de honradez y sinceridad y una impagable lección de amor en el más amplio sentido de la palabra.

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