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Entrevista:Juan Cuenca | Arquitecto y autor de la rehabilitación del puente romano de Córdoba

"El puente que estaba en el imaginario colectivo era vetusto"

Manuel Planelles

Más de dos años se ha pasado Juan Cuenca (Puente Genil, Córdoba, 1934) enfrascado en las obras de restauración del puente de Córdoba, una infraestructura de origen romano remodelada y reconstruida a lo largo de dos milenios. La intervención, que ha costado 14 millones de euros y que hoy se reabre al público, ha sufrido algunas críticas, centradas en la zona superior de la pasarela. Es decir, en el nuevo pavimento y los pretiles.

Pregunta. ¿Hubo opiniones contrarias al proyecto en la Comisión de Patrimonio antes de empezar la obra?

Respuesta. Hubo debates en profundidad. Fue un proceso largo que me obligó a corregir muchas cosas cuando parecía razonable. Por ejemplo, en cuanto a la iluminación, la primera alternativa que presenté, que no gustó a la Comisión, fue integrar una línea luminosa en el pretil. Me dieron argumentos y proyecté otro tipo de iluminación desligada del pretil.

P. ¿Se debatió el uso del granito rosa para el pavimento?

R. Sí. Había elegido un granito gris un poco dorado. La Comisión lo rechazó y entonces propuse el granito rosa, porque es el usual en Córdoba. A la Comisión le pareció bien. Este tema nunca lo he querido sacar, porque quiero asumir mi responsabilidad yo solo. No quiero echarle la culpa a nadie. Todo lo que me ha trasmitido la Comisión lo he aceptado. No quiero insinuar que la culpa del granito rosa sea de otro. Es que no hay culpa, es que era lo que había que poner. En cuanto al despiece del granito, el puente estaba claro que debía ser peatonal y se apuesta por algo nuevo y más cómodo. El pavimento es lo que tiene menos interés arqueológico porque es algo sometido al uso y que hay que renovarlo por el deterioro. Lo que me satisface es haber logrado un paseo fluvial espléndido. Es emocionante ir por el centro de la calzada e acercarse a la montaña monumental de Córdoba.

P. ¿Ha sentido la presión de las críticas?

R. He sentido un poquito de vergüenza. Primero, porque se utilizó políticamente. A estas alturas de la democracia los debates se deben centrar en cosas más importantes. He sentido vergüenza también porque no se ha plateado un debate culto. Ha sido como en el fútbol: qué es mejor el Betis o el Sevilla. No me gusta vivir en una sociedad que se plantea las cosas en esos términos. Se me puede hacer una crítica, pero a partir de un conocimiento.

P. ¿Los partidos han usado la obra como arma de confrontación?

R. Ha habido un interés político, lo que no sé es en qué sentido. Estando próximas las elecciones ha podido ser una especie de presión. Son juegos políticos que no juzgo. Lo que no me gusta es que el objeto para la confrontación sea el Puente Romano. Puede ser también que sea para ganar votos.

P. ¿La polémica ha podido surgir también porque la obra ha modificado la estampa del puente del imaginario colectivo?

R. Sí. Ahí es donde está la clave. El puente que estaba en el imaginario colectivo era vetusto, lleno de higueras. Sucio y negro daba sensación de algo de antaño. Era una imagen romántica. Y los detractores de la restauración no quieren que les cambien nada porque les distorsiona. Pero si se hubieran fijado se darían cuenta de que ahora el puente se parece más al del siglo XIX del que había. Antes estaba totalmente desvirtuado, pero era vetusto y tenía plantas silvestres. Y quieren esa sensación romántica de una cosa vieja. Pero en la visión de los viajeros románticos del XIX había mucho de traición, porque se complacían con la miseria.

P. ¿Y no se ha podido pasar de frenada? ¿El resultado no puede resultar demasiado actual para algunos?

R. Es que la imagen resultante no es actual. Lo que es actual es el paseo, pasearse por allí. El pavimento siempre se ha instalado con la última tecnología de la época y en la última fue con un hormigón durísimo y el adoquín encima. Y ahora se pone lo actual para el uso peatonal. Esto es una decisión, que puede gustar o no. Pero de ahí a que sea un atentado... Eso no tiene nada que ver. Yo no he atentado contra el monumento.

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Sobre la firma

Manuel Planelles
Periodista especializado en información sobre cambio climático, medio ambiente y energía. Ha cubierto las negociaciones climáticas más importantes de los últimos años. Antes trabajó en la redacción de Andalucía de EL PAÍS y ejerció como corresponsal en Córdoba. Ha colaborado en otros medios como la Cadena Ser y 20 minutos.

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