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Reportaje:

La última de Ralf

El hermano menor de Schumacher decide tomarse un año sabático y deja la F-1

Oriol Puigdemont

Los aficionados a la fórmula 1 echarán de menos a Ralf Schumacher, que ha decidido tomarse un año sabático, según informa la agencia DPA, tras no renovar su contrato con Toyota, escudería para la que ha competido las tres últimas temporadas sin haber ganado ningún gran premio. Por más que quiera vestirlo como un paréntesis en su carrera, la mayoría interpreta el gesto como un adiós por la puerta falsa; esto es, como su última extravagancia. El alemán ha sido uno de los mayores animadores de los últimos Mundiales, aunque no precisamente por su competitividad en la pista, que ha sido escasa: seis victorias, todas con Williams, en 180 pruebas desde 1997.

La trayectoria del otro Schumacher se puede seguir por momentos más que por carreras. Una maniobra acertada en un instante puntual puede provocar al corredor de Kerpen un subidón de moral de la misma forma que un error implica que pierda el oremus, una expresión muy recurrente al intentar explicar muchas de sus maniobras.

Una de las más recordadas tuvo lugar en Montecarlo, en 2004, cuando colisionó con Fernando Alonso a la salida del túnel tras no dejarse doblar por el español. "Ralf no se merece estar donde está", dijo, muy enfadado, Alonso. "Tendrían que quitarle la licencia y que no corriera más en su vida", le criticó el asturiano, que cerró de forma lacónica: "Ha sido la típica reacción de Ralf".

El menor de los Schumacher se lo pasó en grande aquella temporada. Durante el Gran Premio de China colisionó con David Coulthard y pinchó un neumático de su Williams. Inmediatamente, enfiló el camino de los garajes para que los mecánicos le sustituyeran el compuesto, pero, al llegar a la altura de su box, el equipo le obligó a esperar para atender primero a su compañero, Juan Pablo Montoya. Resultado: Ralf, que ya había fichado por Toyota para 2005, decidió abandonar por voluntad propia y sin que nadie se lo ordenara. "No me querían porque esperaban a Montoya", criticó Ralf cuando hubo puesto el pie en el suelo. A la semana siguiente, Frank Williams, el director de la escudería británica, amenazó con despedirle.

Aquel mismo año, durante el Gran Premio de Estados Unidos, sufrió el peor accidente de su trayectoria y tuvo que ser sustituido por Marc Gené y Antonio Pizzonia hasta que se hubo repuesto.

Pero el episodio que ofrece una dimensión más ajustada de cómo es Ralf se dio tras el Gran Premio de Mónaco de 2005. En la última vuelta, Michael Schumacher metió el morro de su Ferrari entre el muro de protección y el Toyota de Ralf para ganar una posición. No lo consiguió, terminó séptimo y se llevó un tremendo bufido de su hermano. "Parece que Michael, a veces, apaga su cerebro". Así definió Ralf a Michael, siete veces campeón del mundo y considerado por muchos como el mejor piloto de siempre.

Aunque sólo sea por sus célebres perlas, se echará de menos a Ralf en el circo.

Ralf Schumacher, en agosto pasado, con ocasión del Gran Premio de Turquía.
Ralf Schumacher, en agosto pasado, con ocasión del Gran Premio de Turquía.AP

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