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Crítica:LIBROS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un lugar que no se nombra

Isabel, la protagonista niña de Un país lejano, aprendió que el estado natural de las personas es el silencio. Y lo hizo observando a un padre callado que cortaba caña, nivelaba carreteras o arreglaba tuberías inútiles en un país lejano que ni se nombra. Un país que si bien pudo ser Brasil en un inicio, pues Daniel Mason (Estados Unidos, 1977) andaba investigando sobre el explorador portugués Pedro Cabral, también concierne a cualquier territorio con intensas migraciones. Gente que se traslada de las zonas rurales del interior hacia las orillas del mismo país. Gente, además, que suele buscar el mar, como si la movilidad del agua alentara su capacidad de búsqueda. Gente, pues, que camina junta hacia un mismo lugar en busca de un bienestar que le es ajeno y a donde llegará sintiéndose sola y desconcertada. En Un país lejano, no está el paisaje exuberante de El afinador de pianos, pues aquí la tierra que se nos representa es inhóspita y se señala con palabras que definen páramo, sequía, maleza y cañaveral. Palabras ásperas que ilustrarán con maestría la humilde felicidad de Isabel, una niña aferrada al territorio de su infancia.

Un país lejano trata de un viaje corto de largo recorrido. Una letra que lleva al lector desde el mundo rural hasta la ciudad en cuyo extrarradio se levantan casas con voluntad de pertenecer al estercolero. Dividida la novela en dos partes, en la primera se señala el paisaje árido e incómodo pero también amado, y en la segunda, el detalle de esa ansiada y desconocida ciudad con su jolgorio de novedades. Y es, a través de Isabel, que Mason proveerá al lector de zonas de luz, pues el apego al lugar de la niñez no lo es sólo por ser el universo de los juegos y donde mejor se recuerda el cariño que te prodigan los tuyos, también consiste en conocer las palabras que señalan lo que se ama, por eso, Isabel, a pesar de su parquedad, ilumina las páginas de Un país lejano. Un país que no se nombra y que es mucho más que un escenario. Es el corazón del dolor, la pesadilla de tanta gente buscando sobrevivir para alcanzar sus buenos sueños. Y en un tiempo que es ahora pero que ya fue antes. Un país lejano es una sobria propuesta de sencilla y particular belleza. -

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