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Díaz Pardo afirma que pretenden desalojarle del edificio donde vive

Los empleados del centro de San Marcos cumplen seis meses sin cobrar

El grupo de accionistas que, desde junio de 2006 y tras desplazar al fundador histórico Isaac Díaz Pardo, controla la dirección de las fábricas de cerámica O Castro y Sargadelos, ha convocado, por vía judicial, la junta de accionistas del Instituto Galego de Información (IGI), una de las sociedades del grupo. El IGI es propietario de la sede compostelana de Sargadelos y en ese inmueble vive el propio Díaz Pardo. Según éste, la intención final de los convocantes "es vender el edificio y quedarse con el dinero", mientras, para Xosé Díaz, diseñador gráfico e hijo de Díaz Pardo, "pretenden desalojar a Isaac". Santiago Sineiro, gerente de la fábrica Sargadelos de Cervo, en A Mariña, secretario del consejo de administración del IGI y uno de los cinco integrantes del grupo que ha solicitado la junta, se niega a hacer declaraciones al respecto "de momento".

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Díaz Pardo reside en el IGI, en San Marcos, a las afueras de Santiago de Compostela, desde hace 19 años. El edificio, de 10.000 metros cuadrados, fue ideado para albergar el periódico Galicia a finales de los setenta, pero el proyecto no salió adelante. El IGI se convirtió entonces, según declararon en un comunicado sus 11 trabajadores, "en la factoría cultural del Grupo Sargadelos". Once trabajadores que llevan 6 meses sin salario. "Los gastos del IGI [que albergaba diseño de cerámicas, exposiciones, congresos, coordinación de Ediciós do Castro o trabajos de documentación], entre ellos nuestros sueldos, se cubrían con los beneficios de las fábricas de cerámica", explica Xosé Ramón Fandiño Veiga, filólogo del IGI, "pero los accionistas que dominan ahora esas empresas los han cortado sin previo aviso y sin ni siquiera mandar un abogado".

Siete de los 11 empleados han ido a juicio para reclamar la rescisión del contrato por impago y algunos ya se encuentran pendientes de sentencia. Para Alfonso Mato, que se encargaba del Seminario de Estudos Galegos, integrado en el IGI, la actuación de los accionistas resulta inexplicable. "Nuestra relación era, hasta que en junio del año pasado decidieron quitar a Isaac, absolutamente fluida", asegura.

Los accionistas, que reúnen el 63% de Cerámicas do Castro y más de la mitad de la Fábrica de Cerámicas Sargadelos, son José Luis Vázquez Freire; José Luis Vázquez Montero, responsable de la galería Sargadelos de Santiago; Ángel Vázquez Freire; el gerente de Sargadelos, Santiago Sineiro y Segismundo García. Sineiro García no quiere hablar en público sobre el IGI y la suspensión de pagos y remite a Isaac Díaz Pardo, "que preside el consejo de administración".

Pero dentro del Grupo Sargadelos, formado por un complejo entramado de empresas, la cerámica siempre sufragó el mecenazgo cultural. Para Xosé Díaz, los actuales administradores de O Castro y Sargadelos "pretenden deshacerse de toda la estructura cultural, léase IGI, léase Ediciós do Castro, léase Museo Carlos Maside, y que la empresa funcione como otra empresa cualquiera". Díaz Pardo se refiere a que "quieren echar abajo Sargadelos". Según datos manejados por Fandiño Veiga, que ha preparado una biografía de Díaz Pardo para la editorial Ir Indo, el grupo "ha dado pérdidas por primera vez este año, después de 40, justo cuando Isaac ha dejado de estar al frente".

Mientras la Justicia no concreta la fecha de la junta de accionistas, y que Xosé Díaz calcula para Navidades, Isaac Díaz Pardo continúa instalado en el IGI. Desde la cúpula de Sargadelos no le reembolsan los dividendos que le corresponderían por su condición de accionista mayoritario, tampoco se pliegan a negociaciones y, además, según afirma el propio Díaz Pardo, no le facilitan ninguna información sobre las sociedades. Las facturas del edificio de San Marcos corren a cuenta de los ahorros de una persona que no cobra jubilación. "Allí sigue viviendo y trabajando, como un resistente, lo que fue toda su vida", concluye Xosé Díaz.

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