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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Angustia que no espera tras el naufragio

Familiares de los desaparecidos del 'Nuevo Pepita Aurora' critican la tardanza del rescate

Saben que un robot está buscando a sus seres queridos bajo el mar. Les han explicado que en el agua desde el miércoles 5 de septeimbre un dispositivo "sin precedentes" con dos aviones, cuatro helicópteros, un buque de salvamento y varias patrulleras rastrean la zona. Les han pedido paciencia pero ayer se les agotó. Los familiares de los cinco marineros desaparecidos en el naufragio del Nuevo Pepita Aurora rompieron su silencio para gritar que están hartos de esperar. Para decirles a los responsables del operativo de rescate que todos esos medios no les sirven si, tras 11 días de angustia, no hay confirmación de cuándo podrá ser inspeccionado el barco. "Aquí no se ha visto nada. Estará el robot, Capitanía y Salvamento. Yo de eso no entiendo. Pero lo que sé es que no hay resultado ninguno", lamentó Ramón Biela, hermano de Manuel, uno de los desaparecidos. El pesquero permanece hundido a 137 metros de profundidad.

Las maniobras del robot no han conseguido todavía enganchar el barco
Los familiares han organizado una manifestación que recorrerá hoy Barbate

Las familias de los marineros del Nuevo Pepita Aurora ya no esperan en la lonja de Barbate (Cádiz), convertida en los primeros días tras la tragedia en búnker de su desesperación. El jueves por la noche aceptaban la sugerencia del Ayuntamiento, abandonaban las dependencias pesqueras y se trasladaban hasta la Casa del Mar, un lugar de congregación para los pescadores donde las autoridades municipales les han habilitado medios para que estén atendidos y puedan seguir recibiendo información directa del avance del rescate.

El problema es que ya no hay noticias. El Ministerio de Fomento contrató el Subaltantic Cherokee a una empresa escocesa para tratar de enganchar el barco y llevarlo a una zona menos profunda. Desde que el artilugio submarino se sumergió el pasado martes las novedades se han quedado bajo el agua. "No nos informan. No nos dicen nada", se quejaba ayer Felipa Cla, hermana de Francisco Cla, otro tripulante desaparecido. Ella y su marido, Sergio Lebrón, han organizado entre todos los familiares congregados en la Casa del Mar una manifestación que recorrerá hoy el pueblo de Barbate.

Las administraciones se afanan por convencer a los familiares de que el rescate del Nuevo Pepita Aurora no es fácil, que requerirá de un plazo de tiempo que no se puede concretar y que se han puesto todos los medios posibles. "Es cuestión de días", se atrevió a asegurar ayer el director general de la Marina Mercante, Felipe Martínez, quien coordina todo el dispositivo. "El operativo sigue funcionando. Lo que sucede es que las labores son lentas. El tiempo que tarda en desarrollarse tiene una escala diferente a la de la angustia de los que han perdido a sus seres queridos", añadió.

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Todos los allegados están pendientes de la confirmación de que el robot pueda enganchar el barco y llevarlo a una zona menos profunda donde los buzos puedan sumergirse e inspeccionar el interior del barco. Imágenes submarinas tomadas por el operativo permitieron descubrir en el baño del pesquero lo que se cree que es el cuerpo de uno de los marineros desaparecidos. No se ha podido determinar su identidad. Las cinco familias quieren enterrar a sus seres queridos. Se aferran a la idea de que están dentro del cerquero. "Pedimos que por favor saquen a nuestros familiares del barco. Queremos darle sepultura, tener un sitio donde llorarle. Ahí abajo no podemos ir. Aquí en tierra sí", reclamó Lebrón.

Con todo, las maniobras del robot no han conseguido todavía enganchar el barco. "Es una labor de artesanía. A 137 metros de profundidad y con corrientes muy fuertes esta maquinaria tiene que adecuarse a unas condiciones muy estrictas. Sus elementos mecánicos tienen una holgura que requiere de una alta precisión", explicó el director general de la Marina Mercante.

Las administraciones tienen "un plan B". Traer una cámara hiperbárica (lo que se conoce como campana) para permitir la inmersión de buzos en unas condiciones de presión extremas. Es una petición que los familiares llevan realizando desde los primeros días. Aunque el director general advierte de que esta alternativa ampliaría el plazo del rescate "varias semanas".

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