Japón castiga al primer ministro por su falta de política social
Shinzo Abe rechaza dimitir o anticipar las elecciones tras perder el control del Senado
La derrota estaba anunciada, pero será muy difícil para el Partido Liberal Democrático (PLD), que gobierna Japón desde 1955, aceptar el hundimiento sufrido ayer en las elecciones para la Cámara alta. El primer ministro, Shinzo Abe, líder del PLD desde septiembre, se reconoció como "único responsable de la estrepitosa derrota", mientras el opositor Partido Democrático de Japón (PDJ) celebraba jubiloso su avance hacia la conquista del poder.
Conforme la noche se adueñaba de Japón, el PLD se encaminaba a la peor derrota de su historia. A falta de asignarse cinco escaños de los 121 en disputa, apenas había obtenido 35 y su aliado Nuevo Komeito ocho, frente a los 76 que tenían en la mitad de la Cámara de Consejeros saliente. El Senado japonés tiene 242 escaños, elegidos por un periodo de seis años, pero cada tres se renueva la mitad.
Por el contrario, el PDJ había doblado su número de consejeros, hasta los 59, que sumados a los 63 que ya tenía en la mitad de la Cámara alta que permanece, le conceden la mayoría absoluta de ésta. La victoria obedece, según los analistas, al giro a la izquierda impuesto por el nuevo presidente del PDJ, Ichiro Ozawa, para capitalizar el descontento existente entre los japoneses por la falta de reformas y atenciones de carácter social.
Tras admitir su sonora derrota, Abe, de 52 años, descartó su dimisión así como la posibilidad de adelantar las elecciones generales previstas para 2009. "Acepto con humildad estos resultados. Continuaré teniendo en cuenta la opinión pública al tiempo que impulso las reformas", declaró el primer ministro. Tras la debacle electoral dimitió Hidenao Nakagawa, secretario general del PLD.
Abe, que llegó al Gobierno con una popularidad en torno al 60% ha visto como se desplomaba en los últimos meses debido a los escándalos de corrupción y a los errores de su Gobierno. El mayor de todos es, sin duda, el caos desatado en el sistema de pensiones del país con la sociedad más envejecida del mundo. Millones de pensionistas japoneses desconocen dónde se encuentra el dinero que han acumulado durante su vida laboral. Al parecer, un fallo burocrático al convertir los expedientes a un nuevo formato ha provocado que ninguno de los afectados pueda demostrar que es el beneficiario del fondo. El fallo no ocurrió durante los poco más de nueve meses que Abe lleva en el poder pero su falta de habilidad para conectar con la población le ha convertido en el blanco de su frustración.
Heredero en el liderazgo del PLD del populista Junichiro Koizumi, ese auténtico encantador de serpientes fue capaz de esquivar el descontento acumulado por los japoneses durante la persistente crisis económica, pero Abe sufre ahora sus consecuencias.
Por el contrario, el líder del PDJ, que como Abe se enfrentaba a la primera consulta en las urnas sobre su liderazgo, ha tenido muy en cuenta el descontento de la población con las reformas económicas ultraliberales del Gobierno. Ozawa, de 65 años, es un experimentado político, que como la mayoría de los políticos japoneses procede de las filas del PLD, partido que abandonó en 1993 por desavenencias con su cúpula. Desde entonces, ha fundado diversas formaciones políticas hasta unirse al PDJ en 2003. En abril del año pasado se convirtió en su líder.
Por otra parte, el ex presidente peruano, Alberto Fujimori, fracasó en su intento de lograr un escaño del Senado japonés, que le habría procurado cierta protección política en el proceso de extradición al que está sujeto en su arresto domiciliario en Chile. El grupo que presentó a Fujimori en sus listas, el Nuevo Partido de los Ciudadanos (NPC), logró dos escaños.
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