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Reportaje:ESCAPADAS

"¡Recordad Omaha!"

Por las playas del desembarco de Normandía siguiendo a Robert Capa

Guillermo Altares

Quizá porque, como escribió Michael Herr en sus crónicas de la guerra de Vietnam, "todos hemos visto demasiadas películas", la llegada a las playas del desembarco de Normandía, sobre todo a Omaha Beach, es sobrecogedora. En esa arena transcurren los primeros y terroríficos minutos de Salvar al soldado Ryan, y es allí donde, en El día más largo, Robert Mitchum dice aquello de: "En esta playa sólo se van a quedar dos tipos de hombres: los que han muerto y los que van a morir". Pero en esta región del norte de Francia hay algo más que cementerios -algunos son impresionantes, todo hay que decirlo- y recuerdos de sangre, lágrimas y barro del Día D.

Situada a una decena de kilómetros de la costa, Bayeux, prácticamente la única ciudad medieval de la región que logró sobrevivir intacta a la II Guerra Mundial, alberga una tapicería del siglo XI que muchos consideran el primer cómic de la historia, ya que retrata en viñetas la invasión de Inglaterra por los normandos, capitaneados por Guillermo el Conquistador, y la batalla de Hastings.

Recorrer por las serpenteantes carreteras los paisajes de prados verdes, marismas y sólidas mansiones normandas demuestra que la conservación del paisaje y el turismo sensato (se ofrecen alojamientos rurales y productos de la tierra por todas partes) son conceptos perfectamente compatibles. Pero incluso en Bayeux, la primera ciudad liberada de Francia, el recuerdo del día más largo marca profundamente el alma de Calvados.

Robert Capa (Budapest, Hungría, 1913-Thai Binh, Vietnam, 1954), uno de los fundadores de la agencia Magnum y al que muchos consideran el mejor fotógrafo de guerra de todos los tiempos, desembarcó en la primera oleada en Omaha Beach, la playa de las cinco del Día D en la que se produjeron más bajas. Tiró decenas de fotos de uno de los momentos cumbre de la II Guerra Mundial y regresó a Inglaterra en el primer transporte disponible para revelarlas lo antes posible (todas, salvo 11, fueron arruinadas por un técnico de laboratorio nervioso, pero ésa es otra historia).

Calvados por el muerto vivo

En sus memorias, Ligeramente desenfocado (Slightly out of focus), relata que muchos compañeros de la tribu, al no verle, creyeron que había muerto. "Tras regresar a la playa aquella noche, encontré a mis colegas en el granero de una granja normanda, donde se estableció el primer centro de prensa en Francia. Estaban bebiendo un líquido amarillo. Una máquina de escribir cerrada servía de mesa. Era el Día D más dos, el líquido era un aguardiente normando llamado calvados y la fiesta era en mi honor, ya que había sido dado por muerto", escribe Capa.

Aquella mansión, donde los aliados establecieron el centro de prensa durante la batalla de Normandía, que se prolongó desde junio hasta agosto de 1944, se llama el castillo de Vouilly, y actualmente es un alojamiento rural de cinco habitaciones cuyos dueños, James y Marie Jo Hamel, se muestran siempre dispuestos a contar las historias que rodean el lugar.

En su impresionante jardín -con uno de esos céspedes que sólo se consiguen tras décadas de lluvias y veranos fríos, y un lago con nenúfares en el que recala todo tipo de aves acuáticas- dormían en tiendas de campaña los corresponsales. En lo que es ahora la sala de desayuno se encontraba la redacción. Los dueños han instalado un pequeño museo, que ofrece entre otras cosas una foto de Ernie Pyle, el mítico cronista de la II Guerra Mundial -fallecido en Okinawa, que contó las grandes batallas desde el punto de vista del soldado de a pie, de los GI Joe, como se llama su libro más famoso-, sentado en una de las mesas.

En la sala adjunta se instaló la censura militar. Una placa en la entrada, inaugurada en el 50º aniversario del desembarco por el famoso periodista estadounidense Walter Conkrite, recuerda el pequeño papel que este castillo desempeñó en aquella gran batalla. Paseando por el jardín, dejándose llevar por la dulzura del paisaje, resulta muy difícil concebir la cantidad de dolor y muerte que se concentró en este rincón de Europa. Los cementerios -británicos, estadounidenses e incluso alemanes- son sólo uno de los muchos recuerdos de aquella batalla que cambió la historia.

El 6 de junio de 1944, al alba, un ejército nunca visto hasta entonces desembarcó en cinco playas -Utah, Omaha, Sword, Juno y Gold-, aunque había sido precedido por fuerzas aerotransportadas en los puntos clave de la región.

Fue una de las batallas más importantes de la II Guerra Mundial y sin duda la más conocida, relatada en películas como El día más largo o Salvar al soldado Ryan, o en series como Hermanos de sangre. "¡Recordad Omaha!", puede leerse en un monumento junto a la playa donde las cosas se pusieron peor para las fuerzas asaltantes.

A pocos metros, en el pueblo de Colleville-sur-Mer, está el cementerio estadounidense, con sus 9.386 tumbas perfectamente alineadas, en el que arranca la película de Spielberg. Unos kilómetros más allá, en La Cambe, el cementerio alemán, con sus 21.400 tumbas, recuerda lo rápido que se movilizaron los aliados para cerrar las heridas de la guerra y para reconstruir Europa.

Museo interactivo

La capital de Calvados, Caen, quedó arrasada. Quizá porque el deseo de paz sólo se puede entender profundamente desde el recuerdo de la guerra, aquella ciudad alberga un impresionante museo interactivo, el Memorial de Caen, que recorre la historia del siglo XX desde el final de la I Guerra Mundial hasta la caída del muro de Berlín. La II Guerra Mundial, como no podía ser de otra forma, ocupa un lugar privilegiado.

Recorriendo sus salas, al igual que caminando por Omaha, vienen a la memoria las palabras con las que acaba Hermanos de sangre, la serie sobre la 101 Aerotransportada producida por Spielberg y Tom Hanks: "A todas las generaciones que han tenido la suerte de no vivir una guerra". Es una idea que impregna cada rincón de Normandía.

El día más largo es la película que mejor relata en su conjunto lo que ocurrió el Día D. Hay un documental de la BBC, estrenado con motivo del 60º aniversario, que reconstruye el desembarco a través de varios personajes: uno de ellos es Robert Capa. Salvar al soldado Ryan y los capítulos segundo y tercero de Hermanos de sangre resultan también apasionantes para ponerle voces del pasado a las playas del desembarco.

GUÍA PRÁCTICA

Cómo irAunque Caen tiene aeropuerto, hay más ofertas de vuelos a París (en Rumbo.es, por ejemplo, se encuentran billetes de ida y vuelta entre Madrid y París desde 89 euros, tasas y cargos incluidos, para viajar en agosto).En coche, desde París, la mejor opción es tomar la autopista de peaje A-13, que llega hasta Caen. Desde la estación parisiense de Saint Lazare hay trenes directos a Caen, a unas dos horas de París. Los horarios y precios se pueden consultar en la web de los Ferrocarriles Franceses (www.sncf.fr). El vehículo, propio o de alquiler, da una autonomía imprescindible para recorrer la zona. Todos los sitios relacionados con el desembarco están señalizados.Dormir- Château de Vouilly (00 33 231 22 08 59; www.chateau-vouilly.com). Isigny sur Mer. Con cinco habitaciones y referencias en numerosas guías, conviene reservar con tiempo. La habitación doble cuesta 90 euros con desayuno. La región está llena de alojamientos rurales y hoteles de todo tipo, pero en torno al aniversario del Día D (6 de junio) es más difícil conseguir habitación. Entre los que ofrecen mejor relación calidad-precio están los de la red- Logis de France (www.logis-de-france.fr), que cuenta con medio centenar de châteaux y hoteles rurales en la región de Caen.Visitas- Memorial de Caen (www.memorial-caen.fr). Explanada Eisenhower. Caen.- Memorial de Omaha (www.musee-memorial-omaha.com). Saint-Laurent-sur-Mer.- Museo D Day Omaha (www.dday-omaha.net). Vierville-sur-Mer.- Pointe du Hoc (a 12 kilómetros del cementerio americano), acantilado donde quedaron atrapados los rangers americanos que aún conserva restos de la batalla.- www.normandiememoire.com.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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