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CARMEN CALVO | Cultura | El cambio de imagen del Gobierno

"Soy de los políticos que tienen vida"

Maribel Marín Yarza

"Soy de los políticos que tienen vida. No estoy enganchada a esto. Yo no soy ministra, estoy de ministra". Carmen Calvo (Cabra, Córdoba, 1957), doctora en Derecho Constitucional, pronunció estas palabras hace dos semanas en una entrevista con este periódico. Entonces se sentía a salvo. La polémica sobre la Ley del Cine se había apagado tras su entrada en las Cortes, se acababa de aprobar la Ley del Libro por consenso, la ampliación del Prado estaba lista y las encuestas le situaban como quinta mejor ministra.

"Está sorprendida porque había remontado", aseguran personas cercanas. Su legislatura no ha sido fácil. Calvo, feminista, rockera y aficionada a la astronomía, no se pliega ante nadie. Ni se calla. Y así, con ese talante, ha gestionado el Ministerio de Cultura, dando guerra y tragándose duros titulares. Lo mismo al denunciar la desaparición de la escultura de Richard Serra en el Museo Reina Sofía, que al negociar con Industria el canon digital. O al luchar por conseguir, como consiguió, el traslado de los papeles de Salamanca a Cataluña, o el avance de la discutida ley del cine -tuvo que intervenir la vicepresidenta, Teresa Fernández de la Vega-. Hoy, los productores lamentan su escasa habilidad política para conciliar intereses, pero reconocen su valentía; la oposición critica su gestión y sus colaboradores dicen: "Carmen asume los costes y los paga".

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