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Reportaje:

Equilibrios imposibles de las hogueras

Las caídas de parte de los monumentos se repiten cada año por el empeño de crear estructuras más arriesgadas

El destino de las hogueras es perecer presa de las llamas un determinado día y a una hora señalada, pero cada año hay ejemplos de monumentos que pierden su integridad en la antesala de la Noche de San Juan. Imprevistos o simple mala suerte que despiertan frustración y llanto entre artistas y festers al tiempo que les obligan a trabajar contrareloj para deshacer en entuerto. Son, además, incidentes más habituales que en su fiesta hermana, las Fallas de Valencia. Sólo este año, a cinco días del día grande, a dos comisiones de la sección especial, la del Mercado Central y la de Florida Portazgo, se les ha cortado la respiración al desplomarse contra el suelo los remates de sus hogueras. ¿Es un hecho habitual, una tradición desde que las hogueras arrancaron hace casi 80 años?

"Creo que se caen más ahora, pero es por el riesgo que se asume", explica Pedro Soriano, artista foguerer desde 1968. Soriano defiende que la hoguera como monumento "tiene que progresar e ir a más" cada año, lo que implica en ocasiones más juegos de equilibrio. "A casi todos los artistas nos ha pasado, y más si te arriesgas", añade este veterano. En su caso la primera vez que se llevó el susto fue en 1986. "El que más lo lamenta es uno. Yo me he llevado disgustos muy grandes", añade. Soriano insiste en que "si una hoguera se rompe es que algo está mal hecho, que no quiere decir que lo haya hecho mal el artista". Y es que, aunque todos los artesanos foguerers comprueban en sus talleres materiales y resultado, una madera con un defecto interno o un golpe de viento escora el monumento y con él el trabajo de un año.

El caso más renombrado se produjo en 2002, cuando la foguera oficial de la Alicante, la que se planta cada año en la plaza del Ayuntamiento, tuvo que ser sostenida por una grúa para garantizar que se mantuviera en pie durante las horas previas a la medianoche del 24 de junio. Y cada año los monumentos son más espectaculares y los artistas, que no ingenieros, asumen riesgos para dar esplendor a estas estructuras que se caracterizan por ser más estilizada que las Fallas.

Un representante de la Federació de Fogueres de Sant Joan asegura que cada año pasa algo pero puntualiza que tampoco son accidentes habituales. Y vincula los sucesos a la rotura de alguna estructura de madera y a los atrevimientos de equilibrio. Atrevimientos que esta madrugada han plantado 174 monumentos en la ciudad de Alicante con el deseo de que lleguen intactos a la Noche de San Juan para ser pasto del fuego.

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