"Los actores sólo somos el vehículo de los guionistas"

Amparo Baró (Barcelona, 1937), una de las actrices españolas más prestigiosas, ha estado presente durante décadas en el cine, el teatro y la televisión. Desde sus primeros pasos al finalizar la década de los cincuenta, a las órdenes de Adolfo Marsillach, hasta el monumental éxito de Sole, en la serie 7 vidas, ha acumulado premios y reconocimiento popular. Ahora capitanea El internado, la nueva apuesta de Globomedia para Antena 3 en la noche de los jueves.

Pregunta. Por si aún queda algún despistado, ¿qué es El internado?

Respuesta. ¡Vaya compromiso para empezar! Yo siempre digo que es como una película; o como varias. No parece televisión. Es una historia que contiene elementos de misterio, de magia, sentimentales... Es una historia que combina intriga y ternura. Me podrían preguntar: ¿Es de crímenes? Pues también... ¿Es de amor? También... Es una historia llena de historias.

P. ¿Cómo es su personaje, Jacinta, la gobernanta?

R. Es una mujer aparentemente dura, resentida, que arrastra un secreto que no conocemos. Lo más interesante es que apunta una dureza que en el fondo no tiene.

P. Después de tantos años de carrera está inevitablemente marcada por un personaje cómico como Sole, de 7 vidas. ¿Qué supone este cambio de registro?

R. Yo llevo ya 50 años trabajando y he abordado personajes muy complejos. Éste es otro de ellos, otro peldaño en mi carrera, y me hace sentir muy a gusto.

P. Después de tanto tiempo, ¿qué piensa cuando mira atrás?

R. No puedo estar más contenta. Soy lo que han hecho de mí mis 50 años de profesión.

P. Al finalizar 7 vidas usted afirmó que no volvería a hacer televisión. ¿Qué le ha hecho cambiar de idea?

R. Para empezar, que El internado es una serie de Globomedia, y después de siete años con 7 vidas es como mi segunda casa. Y, en especial, el entusiasmo de Daniel Écija, Laura Belloso [productores ejecutivos] y Luis San Narciso [director de casting]. Son imparables. Y es cierto que había pensado en no volver, al menos en mucho tiempo, porque estuve tan a gusto que no pensaba poder repetirlo. Pero ante el esfuerzo y la energía de tres personas como éstas no pude resistirme.

P. El internado ha arrancado con buenos índices de audiencia. ¿Cómo lo vive el equipo?

R. Es inevitable que esos datos nos lleguen, y sobre todo es inevitable que nos contagiemos de la alegría, más aún tras tanto esfuerzo. El internado es una serie rodada con muchos medios, y eso implica que el esfuerzo sea aún mayor. Que veas que el espectador aprecia tu trabajo te llena de satisfacción.

P. Usted siempre habla de la figura de los guionistas. Los alaba. ¿Son la pieza más importante? ¿Un actor o un director no pueden levantar un mal guión?

R. No. Nunca. Con un mal guión no hay nada que hacer. A un actor le das un folio en blanco y se queda en blanco. El guión es fundamental en cualquier serie. Los actores somos sólo un vehículo de los guionistas. No inventamos nada.

P. Los espectadores reclaman más ficción nacional en televisión, pero parece que también mayor calidad.

R. Sí, eso se nota. Pero el problema de las series en televisión son las prisas. Hay tantos canales, tanta competencia... Y se quiere todo muy deprisa, que se ruede deprisa, que se triunfe deprisa... Hay que dedicar muchas horas a los guiones, a los castings... Entiendo que la demanda es mucha e importante, pero no por eso hay que apresurarse.

P. En eso los americanos nos llevan ventaja...

R. Yo soy adicta a las series americanas. Son unos maestros. Pero poco a poco creo que nos acercamos. Espero que El internado sea una muestra.

P. Usted es una autoridad como actriz, especialmente entre sus compañeros. Y en El internado hay muchos intérpretes de diferentes edades y experiencia...

R. Bueno, esa sensación la tengo, pero creo que es por la edad. Me ven mayor y... Ahora bien, esto parece que lo tengo que decir por obligación, pero es verdad: yo aprendo mucho de los chicos, de los actores jóvenes. No quiero estancarme en una edad o en una forma de hacer. Y si ellos se fijan en mí, yo también en ellos.