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Análisis:A LA PARRILLA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Largo

Paranoia nacional (Antena 3) es una mezcla de La parodia nacional y Moros y cristianos readaptada a los tiempos actuales. Tiene de La parodia nacional un número musical ligado a la actualidad y de Moros y cristianos un debate peleón vitoreado o abucheado por la platea. El enunciado del debate era oportuno y televisivamente metafórico: "¿El ladrillo corrompe?". Sobre esta base se levantó un programa estructurado alrededor de una escaleta que, a cambio de generar dinamismo con constantes cambios, dispersa el tema a tratar. Dos bandos algo difusos, voces estridentes capaces de interrumpirse y chillar demagógicamente, interrupciones humorísticas, mensajes sobreimpresionados (denuncias de corrupción anónimas y por SMS, un nivel de responsabilidad parecido a una de las preguntas: ¿Es culpable Isabel Pantoja?) y testimonios sobre el tema. Entre los polemistas, destaca la actitud de Risto Mejide, que busca el equilibrio imposible entre un discurso trascendente y respetuoso y, al mismo tiempo, el desagradable tono de superioridad de sus sobradas intervenciones. Es un ejercicio difícil ya que, al igual que el programa, cuesta hablar en serio y en broma al mismo tiempo, combinar las leyes del espectáculo con la argumentación documentada y hacer compatible la sinceridad de los que se lo toman en serio con el populismo de sobremesa de los profesionales.

Sumando algunos datos que proporcionaron los polemistas y algunos de los testimonios, sin embargo, se consiguió un retrato bastante aproximado de la corrupción urbanística aliñado con la irresponsabilidad que debe suponérsele a un programa que se emite de madrugada y que, en general, se hizo largo. En cuanto al papel de los polemistas, están allí para teatralizar sus excesos en beneficio propio y buscar el aplauso o el abucheo con un sentido primario de la provocación. Cuando intentaron ser brillantes y sarcásticos, nunca lograron estar a la altura del presentador, Juan y Medio, que fue mucho más ágil, inteligente, rápido y divertido que todos los demás juntos.

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