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Juicio por el mayor atentado en España

La Guardia Civil descartó en 2003 que Trashorras tratase con etarras o islamistas

La Guardia Civil no pensó antes del 11-M que la trama asturiana de tráfico de explosivos tuviera relación con ningún tipo de terrorismo. Ni la Unidad Central Operativa (UCO) ni los agentes de la zona de Asturias creyeron que ETA pudiera acudir a "unos delincuentes comunes" como Antonio Toro y José Emilio Suárez Trashorras a comprar explosivos que dicha banda, explicaron, suele robar o fabricar por sí misma. Ni tampoco que pudiera caer en manos de islamistas radicales.

El jefe de la UCO, el coronel Félix Hernando, explicó, además, que los 150 kilos de dinamita de cuya supuesta venta informó el confidente Rafá Zouhier en febrero de 2003 seguramente nunca existieron ni fueron los usados en el 11-M.

Hernando y el número dos de la comandancia de Oviedo, Francisco Javier Jambrina, volvieron a discrepar en la sala, como hicieron en la comisión del Congreso, sobre qué unidad del cuerpo tuvo la competencia en a partir de febrero de 2003 para investigar el chivatazo sobre la supuesta venta de explosivos a ETA que hicieron Zouhier y el huido José Ignacio Fernández Díaz, Nayo. Lo que vinieron a decir es que por un tú por mí y yo por ti, la casa quedó sin barrer.

Hernando insistió en que, según él, era competente Asturias mientras Jambrina dio dos detalles al respecto. El primero, que la comandancia de Gijón fue remisa a investigar la confidencia, ya que pensó que el chivatazo estaba quemado (se había investigado en las operaciones Serpiente y Pipol, en torno a Trashorras y Toro) y que procedía "de un cantamañanas".

El segundo fue que regañó a un agente de la UCO porque "querían desentenderse del tema" y por otro catálogo "de agravios". La reprimenda fue al controlador de Zouhier, el guardia Víctor, cuando éste le pidió que destruyera una nota o correo interno que le envió el 6 de marzo de 2003 con más datos de la trama asturiana. Víctor negó hace dos semanas en la sala que hiciera esa petición. La nota fue entregada en su día al Congreso y obra en el sumario. Hernando y Jambrina coincidieron en que nunca creyeron que los explosivos que ofrecían los asturianos pudieran haber acabado en manos de ETA. Hernando, además, dijo que los 150 kilos de dinamita de los que habló Zouhier no fueron los utilizados en el 11-M, ya que éstos fueron fabricados a finales de 2003 y la oferta de los asturianos era de, al menos, febrero de ese año. El presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, matizó entonces que esa afirmación está aún por comprobar en el juicio.

El aún jefe de la UCO aseguró, para indignación manifiesta de Zouhier, que éste no volvió a contar nada de explosivos desde su chivatazo inicial y la entrega de una muestra en días posteriores, hasta después de los atentados. "Ya no habló nada de explosivos ni de islamistas, ni de árabes ni de todo esto", añadió. De Jamal Ahmidan, El Chino, sólo habló en los días posteriores al 11-M, de lo que la UCO informó por escrito al Servicio de Información.

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