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50 instructores para dos años

El retraso en la formación del Ejército y la policía afganos es considerado, por los expertos, como uno de los principales factores del incremento de la insurgencia que amenaza Afganistán. Cinco años después de la caída del régimen talibán, el Ejército Nacional Afgano (ANA) apenas cuenta con 30.000 hombres y la policía con unos 70.000 para un país cuya extensión es similar a la Península Ibérica.

"Nosotros estamos aquí para apoyar las instituciones y el Gobierno electo, pero la lucha contra los rebeldes deben realizarla los cuerpos de seguridad afganos", afirma el coronel Juan Carrasco, jefe de la base de Herat.

Este principio, que comparten la mayoría de los 37 países integrantes de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), y el rápido avance de la guerrilla por el tercio sur de Afganistán han desatado la urgencia de formar a los militares y agentes afganos. España, que hasta ahora no había asumido ese cometido, se comprometió ante los socios de la OTAN a cooperar a la formación del Ejército afgano con dos equipos de enlace e instrucción.

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Los dos equipos, con un total de 50 instructores, se encargarán formar al batallón de logística y al batallón encargado del campamento Zafiro, base del cuerpo del ANA encargado de la región oeste. El campamento Zafiro está unos 12 kilómetros de la base de la ISAF en Herat, donde además de italianos y españoles, hay 40 eslovenos.

España e Italia aguardan ahora la próxima incorporación de una compañía albanesa, con 110 efectivos, que se dedicará a la protección de la base de Herat, lo que permitirá reestructurar las fuerzas existentes, si Madrid y Roma no aceptan, al menos de momento, ampliar el número de soldados destinados en Afganistán.

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España, asegura el coronel Carrasco, tiene 35 hombres dedicados a la protección de la base, número que podría ser sustituido por instructores, aunque todavía siguen faltando 15, pues el Estado Mayor de la Defensa español tiene ya desplegados sobre el terreno 690 militares, que suponen el número máximo autorizado.

Los 50 instructores, que estarían empotrados en los batallones afganos, requieren entre uno y dos años para garantizar la preparación de sus alumnos. "Estamos en continuo proceso de adaptación", añade Carrasco para destacar el "enorme esfuerzo que se está haciendo" y la conveniencia de ser generosos para que el país no vuelva a hundirse en la barbarie y el caos.

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