_
_
_
_
_
Crónica:Vela | Copa del América
Crónica
Texto informativo con interpretación

Tictac

En un día loco, el Desafío Español obtiene por un segundo el triunfo más corto en la historia de la competición

Unas veces eres tic, y otras eres tac. El Desafío Español se salvó ayer por un tictac, el mismo que condenó a +39.

Durante muchos minutos, que no segundos, el campo de regatas era un mundo al revés. Tras días de vientecillos a seis nudos, llegaron los de 14 y los barcos saltaron por los aires, especialmente los favoritos. Los chinos iban ganando al Oracle, los suecos del Victory al Luna Rossa, los franceses de Areva a los granujas del Mascalzone y el +39 a los españoles. Pero faltaban muchos minutos, y 60 veces más de segundos, para intentar poner orden.

El Desafío Español había salido fatal, quizás la peor salida de la temporada. Por el lado malo, pero además sin velocidad. Otra vez la dura pelea hasta la primera baliza, la guerra de viradas de un barco contra el otro para intentar ganar el lado del viento. Una pelea fatigosa con un total de 13 viradas, estériles para los españoles. De la primera baliza, el +39 salió con 23 segundos de ventaja; en la empopada la ampliaron a los 29, y otra vez remando al viento, otra vez los cruces con un +39 que aguantaba el tipo, como si no estuviera en la clasificación entre los tres últimos. Si el Desafío se pensaba que ya era un grande, el pequeño se lo estaba comiendo.

Los 14 nudos de viento desarbolaron génovas, rompieron tangones y echaron gente al agua
Más información
Fallo de seguridad en el área más concurrida

Arañando segundos, el Desafío llegó a la tercera baliza con sólo nueve segundos de desventaja. Y comenzó la empopada final. +39 con la preferencia de elegir el mejor rumbo, los españoles chupando viento sucio si se acercaban. Pero si no se acercaban, adiós. Los cinco kilómetros del último largo se hacían cortísimos. El Desafío limaba metros, pero también la meta se echaba encima. El spinnaker del Desafío Español iba lleno de aire, mientras que flameaba el del italiano. 20 metros, 19, 18, 14... y el +39 seguía con su spi como un pañuelo en un premonitorio bye, bye. Parecía que el barco español estaba desventando a los italianos. La televisión enseñaba una proa verde por delante de los azulones italianos, pero podía ser un efecto óptico. La realidad virtual daba más detalles: 8 para el azul, 7, 6, 5... y la meta ahí; no había tiempo, 3, 2, 1..., la pantalla virtual cambió súbitamente de color, del azul del +39 a un color amarillo que no se había mostrado en toda la regata. El Desafío iba por delante, pero sólo virtualmente. Los dos barcos llegaban a la meta y el color amarillo no había cambiado. El reloj se paró en cuanto se puso en marcha. Un segundo, tictac. El Desafío ganador, dinosaurios ganando al sprint tras 80 minutos de carreras. Como si el gran Paquillo Fernández, después de 20 kilómetros de marcha, ganara o perdiera por un solo segundo. Un drama, que ayer le tocó sufrir al +39, el otro día al Luna Rossa (perdió por 6 segundos) y mañana a otro.

Dicen que el +39 se ha cambiado de nombre, que ahora es +38; dicen que, en una demostración más de que España es diferente, ha acabado con el gran eslógan de la Copa del América: Aquí no hay segundo. Pues sí lo hay. Exactamente uno, un segundo. Chistes fáciles para otra jornada dramática.

Jamás en la historia de la Louis Vuitton se había registrado una diferencia de un segundo. La plusmarca era de Il Moro de Venezia, que en 1992 derrotó al América 3 por tres segundos. Pero jamás ha habido una igualdad similar. Casi no hay grandes y pequeños. New Zealand, por ejemplo, se impuso por sólo 20 segundos a Mascalzone, pese a que éste rompió el tangón y un hombre se le fue al agua.

Cuando se inició la competición se dijo que cualquiera podía ganar a cualquiera, con la excepción del China Team. Pues no hay excepción. El equipo chino, que consiguió reparar su avería, obtuvo la primera victoria de su historia y ante los líderes del Oracle. Cierto es que el equipo estadounidense rompió dos veces el génova, y que salió casi con sus reservas. Pero ahora se ve apurado y empatado con Luna Rossa. Aquí no hay respeto, aquí no hay descanso; la vida, el triunfo, la muerte, es un tictac.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_