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Reportaje:José María Sánchez-Verdú | ESTRENO DE UNA ÓPERA CONTEMPORÁNEA ESPAÑOLA

"Escribo para oídos abiertos, dispuestos a viajar en el sonido"

El Teatro Real de Madrid vive inmerso en una de las más excitantes experiencias artísticas que se pueden dar en la vida de un coliseo lírico: el estreno mundial de una nueva ópera. Tensión, nervios, ilusión y mucho esfuerzo colectivo en la puesta a punto de un espectáculo que nace sin los lastres del pasado y la tradición que siempre acechan al gran repertorio. El compositor José María Sánchez-Verdú (Algeciras, 1968), uno de los más relevantes valores de la creación musical española, ha vivido ya esa experiencia en tres ocasiones, pero siempre fuera de su país, ya que sus tres anteriores óperas se han estrenado en Berlín, donde reside, Lucerna y Múnich. Ahora las emociones se disparan con su bautismo lírico absoluto en España, El viaje a Simorgh, ópera en dos actos inspirada en la novela de Juan Goytisolo Las virtudes del pájaro solitario.

"Los instrumentos de viento, en lugar de notas, producen aire simplemente"
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Un sueño presentido

Todo en El viaje a Simorgh respira aires de libertad creativa. El uso de la electrónica en vivo por primera vez en el Teatro Real -tres técnicos de un estudio de Friburgo trabajarán en el patio de butacas- abre las puertas a la espacialización del sonido y al uso total del espacio arquitectónico, que transforma todo el teatro en una caja de resonancia. La partitura, como es habitual en el lenguaje de Sánchez-Verdú, premio Nacional de Música de 2003, combina con diversas técnicas y estilos, desde la música española del siglo XVI y las músicas de tradición islámica a las técnicas de vanguardia. "El uso de instrumentos como las violas de gamba o el saxofón bajo, las posibilidades que ofrece la electrónica en vivo en la proyección del sonido y el uso de técnicas características en mi música, como hacer tocar instrumentos sin producir notas, pero sí aire, dan una nueva y fascinante sonoridad que se sale de lo habitual en el foso de una orquesta", comenta el compositor.

Jesús López Cobos, responsable musical del montaje al frente del Coro y la Orquesta Sinfónica de Madrid, subraya la riqueza y la originalidad del lenguaje musical de Sánchez-Verdú, que estudió composición con Hans Zender y desde 2001 es profesor de composición de la Robert Schumann Hochschule de Düsseldorf. "Sabe el sonido que quiere obtener de cada instrumento y da la información precisa a los músicos, por eso se gana de inmediato el respeto de la orquesta. Su lenguaje es lento de descifrar, pero luego todo funciona muy rápido. Como no se puede tocar al piano, para ayudar a los cantantes grabamos cuatro lecturas rápidas con la orquesta que han resultado de extraordinaria ayuda. Consigue efectos sonoros sorprendentes, especialmente en los instrumentos de viento, cuando en lugar de notas, producen aire simplemente. Nunca habría imaginado, por ejemplo, los sonidos que obtiene del saxofón. Toda la partitura sorprende con una mezcla de colores y atmósferas muy sugerentes".

Ópera que tiende puentes entre Oriente y Occidente, que mira al futuro sin romper lazos con el pasado musical. Un viaje fascinante, sin duda, pero con riesgos, porque su concepción sonora rompe muchos esquemas. Orgulloso y feliz ante el estreno, Sánchez-Verdú no teme la tradicional animadversión del gran público hacia la música contemporánea. "No tengo ningún miedo. Es una ópera que rompe esquemas: cantar en árabe, el sonido de las violas de gamba en una partitura moderna, la espacialización del sonido, el uso de la electrónica en vivo. Sólo escribo para oídos abiertos dispuestos a viajar en el sonido".

Tampoco López Cobos tiene miedo a la reacción del público. "Temor ninguno, porque se han conseguido grandes éxitos en el Teatro Real con óperas contemporáneas, como el éxito que han cosechado las de Hans Werner Henze en este teatro. Y no olvidemos que el mayor éxito de la pasada temporada fue el montaje de Diálogo de carmelitas, de Poulenc. El viaje a Simorgh tiene las proporciones adecuadas, es un viaje seguido, sin parar, que dura una hora y cincuenta minutos y está lleno de sorpresas".

Hace cinco años, cuando Jesús López Cobos, director musical del Teatro Real, y Emilio Sagi, entonces su director artístico, le encargaron una nueva ópera, Sánchez-Verdú pensó enseguida en Goytisolo como fuente de inspiración. "En mis anteriores óperas no había referencias a la literatura, eran mucho más abstractas, pero en esta obra, la primera de mis óperas que se estrena en España, afronto un nuevo reto, crear una ópera sobre una obra literaria".

El libreto, obra del compositor, es una adaptación libre de la novela de Goytisolo, con poemas y textos de San Juan de la Cruz, Ben al Farid y Fariduddin al Attar, El cantar de los cantares, en la traducción de Fray Luis de León, y Leonardo Da Vinci. "Me apasionan la poesía mística, la cultura islámica y la tradición sufí y hace muchos años que leo con admiración la obra de Juan Goytisolo. Las virtudes del pájaro solitario me parece un libro fascinante que estaba destinado a ser una ópera. Hace cinco años, cuando recibí el encargo, viajé a Marraquech para entrevistarme con él y pedirle autorización para hacer una ópera inspirada en su obra. Y él se quedó maravillado. Me dijo que le había propuesto un proyecto cinematográfico y una adaptación teatral de este libro, pero no los aceptó porque sólo se lo imaginó como una ópera".

"Una de las singularidades de esta ópera es que el compositor y el escritor en que se inspira están vivos y son compañeros de viaje en esta fascinante aventura que es la creación de una ópera", asegura Frederic Amat, uno de los más relevantes artistas plásticos españoles, director de escena y escenógrafo del montaje. "Hace un año y medio viajé a Marraquech para cambiar impresiones con Goytisolo y mostrarle los bocetos. Se ilusionó tanto con el proyecto que me regaló un ejemplar de su novela con esta dedicatoria: 'Espero la ópera que subyace en esa novela. Abrazos'. Siempre supo que estaba destinada a ser una ópera. También el destino me ha llevado a esta obra, porque casualmente, antes de dirigir el montaje, ilustré la novela para el Círculo de Lectores".

Amat, en absoluta sintonía con Cortana (figurinista) y Vinicio Cheli (iluminación), lleva meses inmerso en la creación de la escenografía, pintando palmo a palmo los paisajes de cada escena en el propio escenario. "Los territorios literarios que visitan Sánchez-Verdú y Goytisolo me inspiraron una catarata de imágenes. La ópera trata de la exclusión, de los que viven al margen. Es un viaje hacia uno mismo, invita a salir de uno mismo para observarse, para contemplarse, y no hay nada peor para volar, para abrir las alas, que la tramoya de la razón. Se abre la escena y viajaremos en ella a lo largo de 14 escenas que son como tableaux vivants, cuadros vivientes con su propio paisaje", explica Amat, que ve en el erotismo un lugar de encuentro entre la tradición mística y sufí. "El espectador se verá inmerso en un intenso viaje poético y musical. No es una obra estática, porque, como sucede en la poesía mística, hay una explosión interior de sentimientos y de emociones en la música, llena de contrastes".

No es fácil iniciar un viaje a

nuevos territorios sonoros y poéticos sin desconectar del agobio y las tensiones de la vida urbana. Para preparar la atmósfera adecuada, Sánchez-Verdú ha escrito una introducción de cinco minutos en los que el espectador se verá envuelto por sonidos tremendamente graves que parecerán surgir de las entrañas del teatro e imágenes animadas por ordenador. "Lo escribí como transición del caos cotidiano a una inmersión en la poesía", asegura el compositor. "Palabra y voz están en el corazón de la partitura, no hay ornamentaciones ni usos belcantistas en el tratamiento de las voces, al contrario, es un canto con poco vibrato, con la pureza y la claridad de articulación que encontramos en la música antigua, en las obras de Monteverdi. En mi caso, la música antigua y contemporánea caminan abrazadas en busca de la emoción".

Como otros compositores actuales, Sánchez-Verdú escribe sus óperas pensando en voces determinadas, en cantantes que conoce. "Desde el principio pensé en el barítono Dietrich Henschel y la soprano Ofelia Sala para los personajes de El amado y La amada, y en Marcel Pérès para el papel de Ben Sida, que canta en árabe. Todas mis propuestas han sido aceptadas por el teatro". El contratenor Carlos Mena (un ambiguo personaje, El/La seminarista), el tenor José Manuel Zapata (El archimandita) la mezzosoprano Itxaro Mentxaca (La Doña), la soprano Arantxa Armentia, el bajobarítono Josep Miquel Ribot y el barítono Gabriel Suovanen figuran en un reparto que cuenta con la colaboración especial del actor José Luis Gómez (Don Blas) y el bailarín y coreógrafo Cesc Gelabert. El teatro ofrece nueve funciones programadas del 4 al 17 de mayo.

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