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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Faustino Oramas, 'El Guayabero', trovador cubano

Era conocido como "el rey del doble sentido"

Cantante de sones y guarachas, Faustino Oramas, conocido por El Guayabero, nació el 4 de enero de 1911 en Holguín y falleció ayer a los 95 años en su ciudad natal, a causa de un cáncer.

Cuba acaba de perder a otro de sus grandes y longevos trovadores. Faustino Oramas, más conocido por El Guayabero, autor de la mundialmente famosa A mí me gusta que baile Marieta, verdadero himno del choteo cubano y de la canción de doble sentido, falleció ayer a la edad de 95 años en Holguín, su ciudad natal, víctima de un cáncer de hígado. Oramas era el máximo exponente de una vieja tradición sonera, muy arraigada en el Oriente de Cuba, de escribir música con letras picantes y jocosas, que eran a la vez divertimentos y crónicas sociales.

Con el tres bajo al brazo y su legendario sombrero de pajilla, Oramas se ganó el sobrenombre de "el rey del doble sentido" con sones y guarachas en las que las mujeres y el equívoco reinaban. Entre sus versos famosos está aquel que decía: "Mi yegüita, cómo no, / la llevo a todas las ferias / porque mi yegüita es seria, / respetuosa como yo. / Un día la enamoró / un burrito de Bainoa. / Y ella que es de Jibacoa / le dijo: no puede ser, / porque usted quiere meter / La Habana en Guanabacoa". El Guayabero solía bromear: "Todo lo mío es serio. Yo no digo lo que la gente piensa. Soy muy respetuoso, aunque canto una cosa y el público entiende otra distinta, y con eso se divierte".

Como la mayoría de los trovadores de su generación, Faustino Oramas comenzó haciendo música de oído, con 15 años, cuando acompañaba con su voz y tocando las maracas al septeto La Tropical. Empezó a componer años más tarde, en los cuarenta, después de haber recorrido media isla amenizando fiestas, bailes y cumpleaños en busca del plato de comida.

Un hilo invisible unió siempre su vida y sus canciones, y de ahí incluso su apodo de El Guayabero; le encantaba contar la anécdota: "Me dicen así gracias a una trigueña. O más bien a un marido celoso de un lugarcito de Oriente llamado Guayabero, adonde fui a cantar para ganarme la vida y por poco encuentro la muerte. Ella fue atenta conmigo y la gente del bar le fue con el chisme al marido, un guardia bruto de aquellos de antes. Bueno, para qué contar. Salí echando con los músicos y en el camino salió la canción", que dice en su estribillo "El Guayabero, mamá, me quieren dar! / ¡El Guayabero, mamá, me quieren dar!".

Oramas afirmaba que se inspiraba en la idiosincrasia del cubano, "en lo que veo en la gente, en lo que pasa y me llama la atención". Cronista de su tiempo, la canción que le dedicó a Marieta -"un ser real, que en sus tiempos fue una mulata preciosa"- fue su mayor éxito, difundido internacionalmente gracias al fenómeno del Buena Vista Social Club. En activo y jodedor casi hasta el último día, El Guayabero aseguraba que no pensaba en la muerte: "La muerte viene y no te avisa. El día que te toca no hay quien te la quite de encima. Es lo que yo digo en una de mis guarachas: 'Es la vida un tren expreso / que recorre leguas miles. / El tiempo son los raíles / y el tren no tiene regreso".

Faustino Oramas saluda a sus admiradores en una foto realizada hace dos años.
Faustino Oramas saluda a sus admiradores en una foto realizada hace dos años.EFE

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