Fauna y flora frágiles en el Retiro
Mientras los cormoranes regresan a comer carpines y los dardos duermen a los pavos reales, las obras amenazan a la vegetación
Los tres últimos pavos reales que exhibían su fascinante plumaje en los jardines de Cecilio Rodríguez han sido heridos con dardos adormecedores y apartados del parque del Retiro, donde formaban el último vestigio de una fauna regia allí suelta y campante desde el siglo XVII. Al menos una decena de aves congéneres suyas fueron meses atrás igualmente desplazadas a raíz de la expansión de los riesgos de la gripe aviar que afectó a numerosas ocas y patos.
Según Carlos Luengo, especialista en fauna y agente de parques, hasta hace pocos años existió en el parque madrileño el oficio de patero, al que se encomendaba el cuidado de estas aves. Luengo ha participado esta semana en el Ateneo de Madrid en las XIV Jornadas Profesionales de Jardinería Municipal, organizadas por CC OO, dedicadas al presente, pasado y futuro del parque del Retiro.
Las subcontratas no entienden el parque de la misma forma que los cuidadores de siempre
Según Luengo, la figura y el oficio del patero han desaparecido. La cultura que durante siglos ha ido atesorando el parque respecto del trato y cuidado de los animales que allí vivían, va desapareciendo de manera alarmante y cediéndose estos menesteres a subcontratas sin arraigo en los conocimientos anteriormente acuñados sobre su hábitat. También han desaparecido las ardillas, casi al completo, a consecuencia de dos hechos: la fumigación por cañones y el elevado número de ejemplares. Estos factores han llegado a romper el equilibrio ecológico. No obstante, según este experto, no todo son malas noticias. Los cormoranes, esas aves con fama de solitarias, laboriosas y altivas, han vuelto a frecuentar el Retiro, del cual se habían esfumado hace tres lustros. Su retorno obedece a la reaparición en el Estanque Grande de los carpines de pequeño tamaño, de los cuales los cormoranes se alimentan.
Otro factor esperanzador lo componen los nichos ecológicos, horadados a conciencia sobre árboles secos convenientemente afianzados, que se ahuecan y permiten que en su interior se acomoden murciélagos, lagartijas y aves, como es el caso de las palomas zuritas, que tenían la costumbre de instalarse en los olmos, especie arbórea que quedó diezmada por la enfermedad de la grafiosis. Gracias a estos nichos y a los agujeros que presentan los plátanos de sombra, el Retiro retiene hoy unas 60 parejas de estas aves.
De la riqueza vegetal del Retiro, Alfonso Expósito, miembro del equipo de poda de altura del parque madrileño y experto en botánica, señala que tiene 19.814 árboles, de 84 géneros y hasta 148 especies. "El futuro del Retiro como parque histórico exige respetar la cultura jardinera tradicional", subraya.
Zanjados, compactado de suelos, riegos arbitrarios y obras por doquier, a cargo de gestores y contratas sin sensibilidad jardinera, están poniendo en serio riesgo la identidad del gran parque urbano de Madrid, a juicio de Luciano Labajos, jardinero municipal y educador ambiental. "Es absolutamente necesario un plan de uso y gestión, que hoy no existe, para regir el Retiro y los demás parques históricos de Madrid, que ya en el siglo XVII poseía más de un millar de huertos y jardines gracias a una cultura que hoy está en peligro". Entre la racionalidad de la jardinería francesa y el libérrimo paisajismo inglés, en Madrid, según Labajos, "prima hoy el cemento, la filosofía de la autovía: arbustos recortados e ingenieros y arquitectos manipuladores del paisaje".
Sin plan para el parque
Federico Sepúlveda es el responsable de Patrimonio Verde, departamento adscrito a la Concejalía de Medio Ambiente que rige el Retiro, un parque urbano con 118 hectáreas de extensión.
Admite que no existe un plan de uso y gestión del parque. "Ya que la información existente sobre este jardín histórico es tan enorme y exhaustiva, que queremos hacerlo detenida y reflexivamente, con total precisión", agrega.
Sepúlveda subraya que el procesamiento de la documentación existente es muy laborioso, "porque los usos sociales, culturales, la valoración del Retiro por los madrileños, se despliegan por numerosos ámbitos". Y añade: "No hemos destinado un presupuesto específico para hacer los estudios previos al plan, porque los hacemos con nuestros recursos propios".
Todo ello, admite, habría demorado tres años y medio el plan, en cuya redacción el departamento que él encabeza, asegura Federico Sepúlveda, se halla involucrado, y con estudios ya asignados y distribuidos.
Respecto de la proliferación de subcontratas en el parque madrileño y su eventual impacto sobre la cultura jardinera propia generada internamente a lo largo de la historia del Retiro, el responsable de Patrimonio Verde dice: "La plantilla del parque cuenta con una magnífica experiencia profesional, pero las obras que aplican las contratas son igualmente necesarias: el estado actual del parque lo muestra al público. No creo que una cosa tenga que eliminar a la otra". Sepúlveda da por zanjados los efectos del vendaval que la semana pasada abatió 36 grandes árboles y segó miles de ramas en el parque. "Afectó a todos los parques de la ciudad y fue un episodio puntual", explica.
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