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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El panorama mejora

Las señales económicas siguen ofreciendo razones para la continuidad del optimismo. La OCDE acaba de difundir el índice compuesto de los indicadores adelantados para las principales economías del mundo. El indicador para diciembre muestra un mejor comportamiento en el conjunto de este bloque de economías, con ascensos sobre el mes anterior, aun cuando la tasa semestral de variación se mantenga estable en el mismo nivel que en agosto. Canadá, Estados Unidos y Japón registran mejoras destacables. La eurozona se mantiene estable en el nivel de diciembre, aunque su tasa semestral ha descendido ligeramente desde junio de 2006.

El diseño de ese índice pretende captar señales premonitorias de variaciones significativas entre fases de expansión y debilitamiento en la actividad económica. Son buenos anticipos, en definitiva, de alteraciones en la tónica dominante de esas economías desarrolladas. Ese signo favorable viene a coincidir con otros indicadores para el conjunto de la economía mundial. Desde luego para aquellas economías que en el pasado reciente han ejercido la principal tracción sobre la economía mundial, EE UU y China, pero también en Europa. De Alemania, por ejemplo, que parece estar sorteando con mayor facilidad que la prevista hace meses el endurecimiento de su política presupuestaria y la previsible continuidad en la política monetaria.

Así se deduce de lo que acaba de manifestar el Consejo de Dirección del BCE. El diagnóstico de este banco central deja lugar a pocas dudas. A pesar de que la tasa de inflación en el conjunto de la eurozona sigue por debajo del 2%, la intensidad de la recuperación y las negociaciones salariales en algunos países -en Alemania de forma destacada- pueden amenazar durante el año en curso, según su visión, ese límite sobre la tasa de crecimiento de los precios al consumo fijado por el propio BCE. De ahí que, con arreglo al código que habitualmente maneja su presidente, Jean-Claude Trichet, todos, analistas y los propios mercados de futuros, hayan deducido que será el próximo marzo cuando vuelva a elevar su tipo de intervención, asignando igualmente elevadas probabilidades a un nuevo movimiento en junio, ambas de un cuarto de punto.

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Además de una manifestación de su independencia respecto de los Gobiernos nacionales, el BCE está manifestando su tranquilidad sobre el devenir de las principales economías del área. Sería sensato que esa institución, que ha subido seis veces los tipos desde diciembre de 2005, no asociara el refuerzo de su autonomía al innecesario sacrificio de la recuperación del crecimiento económico y del empleo de un área que lleva demasiado tiempo creciendo de forma insuficiente.

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