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Los enfermos se hacinan en los pasillos del hospital Montecelo

Pacientes y personal sanitario denuncian falta de camas en la residencia pontevedresa

Una de las enfermeras del Complejo Hospitalario de Pontevedra (CHOP) definía así el panorama de los últimos días: "Esto es un hospital de guerra". Un grupo de más de 20 personas se encontraban ayer hacinadas por pasillos y demás áreas del servicio de urgencias en camas y camillas, con cortinas o sin ellas, componiendo, junto a los familiares y pacientes en espera de diagnóstico, una carrera de obstáculos para médicos y enfermeros.

Personas de edad avanzada, en su mayoría, eran las ocupantes de esas camillas que, a falta de camas y apenas a un par de metros de la puerta de acceso a la planta, se encontraban, cual fila de dominó, distribuidos sin más intimidad que la que proporcionaba una sábana y el descocado camisón hospitalario. "Algunos llevan dos días así", reconocían los propios profesionales del hospital de Montecelo.

"Yo, a mi abuela, no la dejo aquí", subrayaba la nieta de una señora de 90 años que se pasó todo el día de ayer en el pasillo, en una camilla que "aún encima era de las duras", lamentaba. La joven se indignaba, como muchos otros: "Es inconcebible que a estas alturas pase esto en un hospital".

Otra mujer describía el enfado monumental de su padre, de 70 años, al que tuvieron que ingresar por una neumonía. Lo que todavía no sabían a media tarde era si la noche la iba a pasar en algún rincón de urgencias o si podría hacerlo en una cama: "Es una vergüenza, ni siquiera pueden ir tranquilos al baño. Se tienen que levantar con todo el mundo mirando y caminar hasta uno de los servicios que todos utilizamos. Si no, a usar la cuña ahí en medio de la gente".

Los profesionales también entonaban sus lamentos. En el acceso a urgencias, los médicos instaban a las enfermeras a mantener el orden y despejar la zona. Sin embargo, el centro no había registrado ayer más que un par de reclamaciones. "Las quejas nos las tragamos todas nosotras y así no hay manera. Aquí nadie quiere dejar la firma", protestaba una enfermera.

Sin embargo, la dirección del CHOP declaró ayer que "colapso no hubo ninguno, sólo algún retraso", en palabras del director asistencial, José María de Lis Muñoz, quien aseguró que se trata de un repunte de pacientes "habitual en estas fechas, es de lo más normal". Mantiene que se está contratando personal de refuerzo a diario y que los que sufren las mayores incomodidades son los que presentan patologías menores.

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Según De Lis, los pacientes se encuentran en el "área de observación", es decir, por toda la planta de urgencias y la de cirugía mayor ambulatoria, disponen del tratamiento normal y de enfermería, el mismo trato que si estuvieran en planta, explica. Y achaca la situación también a que de los 245 enfermos que se presentaron el martes "un 84% llegó sin volante, no había pasado por su médico de cabecera". En respuesta a esto, los pacientes aseguran que si esperan a que sus médicos les den un volante para el especialista entrarán en el hospital "con un pie por delante".

Desde el Sindicato de Enfermeras, Maite Joaquín, asegura que las condiciones en las que están trabajando generan, en algunos casos, una precariedad asistencial, "sobre todo para los que necesitan oxígeno o algún cuidado especial", afirma. Palabras que difieren diametralmente de lo manifestado desde la dirección, donde afirman que el tratamiento ha sido impecable en todo momento.

Joaquín y sus compañeras insisten en que las habitaciones de las plantas también se están sobrecargando, "las de una cama han pasado a ser de dos y las de dos acogen ahora a tres pacientes, con las limitaciones que esto supone para ellos y para nosotras". El personal echa de menos los 150 catres que desaparecieron tras la transferencia al Sergas en 1996 y en esto coinciden también los representantes del área de salud de la Confederación Intersindical Galega (CIG). Desde este colectivo destacan que el Servicio de Urgencias está desbordado, "se está viviendo un caos asistencial fruto de una gestión poco razonable. El descontento interno es total y la prueba es que ya se han marchado varios especialistas.Algunos han preferido irse a hospitales comarcales de 60 ó 90 camas".

La indignación está en la calle y ha empezado a gestarse una movilización ciudadana por parte de colectivos como la Federación Castelao, entre otras, que en las últimas horas está recabando el apoyo de grupos representativos. El presidente provincial del PP, Rafael Louzán, pidió una comisión de investigación para buscar soluciones a éste y otros problemas de la sanidad pública.

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