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Botsuana devuelve a los bosquimanos una región rica en diamantes

El Gobierno expulsó a una tribu de cazadores de su reserva en el desierto de Kalahari

Botsuana, un país con una superficie semejante a la de España y 1,8 millones de habitantes, cuenta con el Gobierno africano de más larga tradición democrática, con la mayor producción de diamantes del mundo, y con una de las reservas de caza más extensas del continente: el desierto de Kalahari, del tamaño de Bélgica. En 2002 el Gobierno expulsó de la reserva a mil miembros de la tribu de los bosquimanos. Ayer, un tribunal del país autorizó la vuelta de la tribu a su reserva. Detrás de la disputa subyace, según la tribu, el negocio del diamante.

Decenas de miembros de la etnia san, también conocidos como bosquimanos, celebraron ayer a las puertas de los tribunales la victoria del caso jurídico más largo y costoso en la historia de Botsuana.

La Reserva Natural del Kalahari Central había sido designada por las autoridades botsuanas como una zona de protección de la fauna y flora de la desértica África meridional. Pero el portavoz de los bosquimanos, Roy Sesanan, aseguró en numerosas ocasiones a lo largo de los últimos cuatro años que la intención del Gobierno no era proteger la naturaleza, sino despejar la zona para explotar nuevos yacimientos.

El Gobierno esgrimió que la reserva es una zona sin servicios de salud ni escuelas y que los bosquimanos vivirían mejor en asentamientos fuera de la reserva.

La sentencia fue aprobada por los votos de dos jueces a favor y uno en contra. En ella se establece que la expulsión de los bosquimanos es "inconstitucional e ilegal" y que estos tienen el derecho a habitar en sus tierras ancestrales. El Tribunal establece que los denunciantes tienen derecho a cazar y reunirse en la reserva, y no necesitan ningún tipo de permiso especial para entrar en ella, según informó la ONG Survival International.

Uno de los jueces, Justice Phumaphi, afirmó que la negativa del Gobierno de Botsuana a permitir a los bosquimanos cazar en la reserva "fue una condena a los residentes de Kalahari a la muerte por hambre".

Los bosquimanos compraron el pasado septiembre una página en la revista Variety en la que apelaban a la ayuda del actor Leonardo DiCaprio, protagonista de la película El diamante de sangre. "Hemos sabido por amigos que usted actúa en una película, que muestra lo mucho que pueden herir los diamantes. Nosotros lo sabemos muy bien. Cuando nos expulsaron de nuestra tierra, los funcionarios nos dijeron que era por haber encontrado diamantes".

La multinacional sudafricana De Beers, la mayor compañía diamantífera del mundo, y su asociada local Debswana, en la que el Gobierno tiene participación, confirmaron la existencia de yacimientos diamantíferos en la reserva, aunque aseguraron que la explotación de los mismos no era económicamente viable y no tenían intenciones de hacer ninguna excavación.

El Gobierno botsuano afirma, por su parte, que Supervivencia Internacional, la ONG británica que ha ayudado a la etnia san en la batalla jurídica, y otros grupos pro derechos humanos, han creado un aura de romanticismo sobre el estilo de vida de los bosquimanos que poco tiene que ver con la realidad. Según las autoridades de Botsuana, los san abandonaron hace mucho sus prácticas tradicionales de ganarse el sustento mediante la caza y constituyen ahora un peligro para el frágil medio ambiente del Kalahari.

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