La cumbre y el problema de la vivienda
Anuncia Rubalcaba que se ha suspendido la Cumbre de Ministros de Vivienda de la Unión Europea que tenía que tener lugar dentro de unos días en Barcelona.
La excusa que ponen es que se esperan disturbios, pero la cosa resulta inverosímil porque hablamos de unas señoras y señores que se suelen reunir en las afueras de las ciudades, bajo medidas de seguridad desmesuradas y en edificios prácticamente blindados, todo ello hace difícil que lleguen a ellas y ellos ni siquiera los gritos de los manifestantes. Y es más inverosímil si recordamos que, además, siempre que ha habido manifestaciones para reclamar una vivienda digna la gente se las ha apañado para convertir la rabia legítima y la frustración en algo constructivo y hasta divertido: un ejercicio colectivo ciertamente muy difícil cuando nos sentimos actores extras en "Barcelona, la botiga més gran del món".
Pero más allá de las excusas para su suspensión a pocos días de su inicio, lo cierto es que todavía no era público el lugar en el que se debía celebrar la cumbre. Lo cierto es que no existía un orden del día claro y que en la web del Ministerio de Vivienda de España sólo una línea informaba sobre el tema.
Muchas y muchos tenemos la sospecha de que los ministros no celebran la cumbre porque no tienen nada que decirse, porque en Europa no parecen existir políticas públicas sobre vivienda (más allá de la recali-ficación) y porque además no tienen la intención de hacerlas para frenar la construcción desmesurada, la escalada de precios y la indignación de las y los ciudadanos.
