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Reportaje:

Kanu, el marcapasos de la 'Premier'

El jugador nigeriano, operado del corazón, suma cinco goles en siete partidos con el Portsmouth

Jordi Quixano

Un avezado delantero, de cuerpo tan esmirriado como prolongado, es el nuevo ídolo de Fratton Park, el estadio del Portsmouth. Los Pompeys, sobrenombre de sus aficionados, no paran de echarse los brazos a la cabeza y de cruzarse miradas de complicidad, de sorpresa, de admiración. Nwankwo Kanu (Owerri, Nigeria; 1976) vuelve a sonreír, a celebrar sus goles con amplias zancadas al tiempo que extiende sus kilométricos brazos. Llevaba tiempo sin hacerlo. Quizá demasiado. Pero ahora, bajo las órdenes del técnico Harry Redknapp, ha regresado a lo grande; lleva cinco goles en siete jornadas, los mismos que Drogba (Chelsea) y uno menos que el pichichi Andrew Johnson (Everton). Y el Portsmouth va cuarto en la Premier, a tres puntos de los líderes, Manchester United y Chelsea.

La vida de Kanu cambió ese mes fatídico de septiembre de 1996, cuando el doctor del Inter de Milán, Piero Volpi, le detectó una lesión cardiaca -insuficiencia valvular- que se presumía irreversible. Incluso desde el club nerazzurro le dijeron que trabajaría como relaciones públicas de la entidad. "No entiendo qué pasa. Estoy desesperado", respondía el nigeriano. Pero se negó a creer a los médicos. Antes de entrar al quirófano del hospital de Cleveland, en Ohio (EE UU), ya hizo toda una declaración de intenciones con un simple gesto; posó para las fotos haciendo la V con los dedos de la mano. Dos días más tarde, África le escogió como el mejor futbolista del continente. Y cinco meses después, el doctor John Kramer le declaró en condiciones para volver al fútbol ante el escepticismo general. El fútbol era su pasión, su vida. De las calles de Owerri, el Fed Works le fichó con 15 años para que debutara en la Primera División nigeriana. Luego pasó por el equipo de la ciudad, el Iwanyanwu, y dio el salto a Europa, al Ajax que derrotó al Milan en la final de la Copa de Europa de 1995. Su mejor momento, sin embargo, llegó al año siguiente en los Juegos de Atlanta, cuando marcó dos goles a Brasil en la semifinal. El Inter, asombrado por cómo coordinaba su interminable cuerpo y por su calidad técnica, no dudó en ficharle.

Pero poco pudo hacer en Milán, donde, una vez recuperado del corazón, compartía equipo con Ronaldo, Roberto Baggio y Zamorano. En 1998, Arsène Wenger, técnico del Arsenal, siempre atento a las perlas del mercado internacional, lo fichó para devolverle al fútbol. Y ya en su debut, ante el Sheffield, se convirtió en el niño mimado de los gunners; el conjunto rival lanzó una pelota fuera del campo porque Parlour estaba en el suelo lesionado. Kanu, ajeno a la situación, hizo presión al rival cuando volvió a poner la pelota en juego para robarla y dar una asistencia de gol a Overmars. Ganaron dos a uno, pero Wenger dijo que se repitiera el partido y así se hizo. La afición del Arsenal, entonces, se inventó una canción al son de Mary Poppins: "Chim chiminy, chim chiminy, chim-chim chiroo, ¿quién necesita a Anelka -el otro delantero- cuando tenemos a Kanu?". Fue en Highbury, estadio del Arsenal, y en el barrio residencial de Londres de Hadley Wood, donde Kanu encontró la calma y la seguridad para volver a ser futbolista.

Pero al poco tiempo, la irrupción de Henry le relegó a un segundo plano. Tras cinco cursos en el equipo de Wenger, el ariete se fue al West Bromwich Albion, donde en dos ejercicios marcó un total de siete goles. Este verano, tras descender el equipo y cuando todo el mundo pensaba que de Kanu sólo quedaba un borroso recuerdo, Redknapp le volvió a rescatar. "Me decían que no debía ficharlo, que había perdido su velocidad. Pero yo pensaba que es un futbolista que juega con la cabeza. Me encanta, es de primera categoría y no lo cambiaría por nadie", dijo el técnico después de que en su debut en la Liga contra el Blackburn marcara dos goles y fallara un penalti. Kanu recogió el testigo: "Harry me da libertad para salir al campo y expresarme como a mí me gusta. Hago lo que quiero y estoy volviendo a disfrutar de fútbol por primera vez desde que dejé el Arsenal. Y cuando uno disfruta, puede pasar cualquier cosa". De momento, pasan goles. Y si marca uno más esta temporada superará sus registros de las seis últimas temporadas.

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