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Análisis:A LA PARRILLA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Una máquina

Operación Triunfo (Tele 5) regresó con mimbres parecidos a los del año anterior y sin grandes maestros de la desafinación. Los concursantes llegan con cierta preparación y conocen el programa. Eso quizá le quita espontaneidad pero reduce los márgenes de error. Televisivamente, OT sigue siendo una máquina perfecta, pero su alma musical tiende a la clonación mediocre de la industria convencional. El ritmo, la estructura, la factura de cada detalle son impresionantes, pero, por lo menos en la primera entrega, no se vivió ningún momento de emoción musical. Era el primer capítulo y cumplió su misión de presentar al personal y devolvernos la labia sermoneadora de Kike Santander, ese director de academia con retórica de gurú. Que David Bisbal apadrinara la noche podría parecer una sobredosis promocional, aunque, curiosamente, es en OT donde más coherente resulta su presencia. La música en directo en televisión, en cambio, atraviesa por uno de sus peores momentos y nada hace presagiar que el paisaje vaya a cambiar. Ésta es una carencia que, desde la variedad de sus propuestas, podrían haber explotado Cuatro o La Sexta.

Volviendo a OT, recuperamos las tablas de Jesús Vázquez, un presentador a la altura del portaaviones que le toca pilotar y que, a ratos, empatiza tanto con los concursantes que a veces se pasa. Cuando comunicó a las dos eliminadas que se acabó lo que se daba, parecía más afectado él que ellas (y eso que ellas estaban hechas polvo). Vázquez aprovechó la ocasión para colar su cuña a favor de la normalización de la homosexualidad. Al hablar de una concursante dijo que allí estaba su novio, para darle ánimos, y la cámara enfocó al joven hincha. Y a continuación, Vázquez añadió que su marido también estaba allí para darle ánimos a él y la cámara enfocó a Roberto, el consorte gay más popular de España después del Rubén de Boris Izaguirre. Puede parecer un acto de exhibicionismo, pero yo lo interpreto como un empujón más para que los matrimonios entre homosexuales sean vistos como lo que son: una posibilidad más de fracasar en pareja.

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