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Reportaje:Fútbol | La crisis de la selección española

"¿Cómo se mide un clamor en contra?"

Luis, que no piensa dimitir, se ve respaldado por Villar, dice saber qué jugadores le apoyan y no siente un rechazo de la afición

"Me remito a lo que dije ayer. Me remito a lo que dije ayer. Me remito a lo que dije ayer". ¿Y qué había dicho el viernes Ángel María Villar, presidente de la Federación Española de Fútbol (FEF) que mereciera tanto acento? Pues que Luis Aragonés seguirá en el cargo. La escena de Villar se produjo poco antes de la una de la madrugada del domingo, apenas tres horas después de que España patinara en Estocolmo. Con Luis a veinte metros, apoyado en la barra de una cafetería del aeropuerto de Estocolmo, Villar, por una vez, accedió a conceder una rueda de prensa improvisada. La crisis de la selección española y sus esperpénticos episodios del último mes no le dejaban escapatoria. En medio de un amplio corrillo mediático, el presidente se aferró una y otra vez al mismo mensaje que había lanzado desde Módena, donde estaba presenciando el Italia-España Sub 21 el viernes: "Luis seguirá". ¿Con qué tipo de contrato? ¿Cuándo firmará la renovación? ¿Por qué con Sáez tuvo menos paciencia? ¿Qué le ha dicho a Luis en el vestuario? Por supuesto, Villar contestó: "Me remito a lo que dije ayer".

3.000 aficionados aclamaron ayer a los internacionales en su entrenamiento en Murcia
Puyol se sintió señalado por el técnico cuando éste aludió a los fallos del segundo gol

Con el directivo ya rumbo a la primera fila del avión de regreso, Luis tomó el testigo ante los periodistas. El mismo escenario, la antesala de la puerta de embarque. "Agradezco el respaldo del presidente. Me lo ha mostrado él mismo personalmente", dijo el seleccionador madrileño, antes de dejar boquiabiertos a los periodistas. "Pero yo que él en este momento no lo anunciaría públicamente", espetó Aragonés. El técnico no añadió matices, así que la única interpretación posible es que piense en su fuero interno que lo mismo que le estaba ratificando le tendría que despedir en cuestión de horas. Luis, aunque no lo diga, sabe que su situación es muy delicada. Pero, al menos en la madrugada de ayer, se mantuvo firme, como si no hubiera nada de extraordinario. ¿Siente el mismo respaldo por parte de los jugadores? "No lo sé, vosotros, que sois periodistas, preguntárselo a ellos. Yo sé quién está conmigo, y llevo muchos años en esto como para saber que nunca todos los jugadores están contigo". ¿Siente que haya un clamor popular para que usted dimita? "Mi experiencia es que he pasado por muchos momentos complicados, sé lo que es perder varios partidos con un club... ¿Dimitir? No lo he pensado. ¿Cómo se puede medir ese clamor en contra?". ¿Con pitos en Murcia, por ejemplo, durante el España-Argentina del miércoles? "Los pitos no nos van a decir nada porque son 30.000 personas contra millones. ¿Lo sabremos por algunas encuestas?". A continuación, Luis se refirió a los periodistas: "Más de lo que me han criticado no me van a criticar, pero me encanta que seáis duros, pero sin insultos, porque el que insulte será insultado. Cuanto más duras sean las críticas, mejor, más aprendo y me motivo".

Precisamente en Murcia, en San Javier, aterrizó la selección española pasadas las cinco de la madrugada. Los jugadores, que aún tuvieron que desplazarse en autobús hasta Torre Pacheco, donde se hospedan, apenas tuvieron tiempo de dormir unas pocas horas. El seleccionador les citó en el campo de entrenamiento a las 12.15 de ayer domingo. Lo que en principio estaba pensado como una sesión a puerta cerrada, en un clima lúgubre, se abrió al público ante la insistencia de unos 3.000 aficionados completamente entregados al equipo. Al inicio de la sesión algunos hinchas corearon los nombres de los jugadores y entonaron cánticos como si España hubiera logrado el pase para la Eurocopa. Luego, a medida que avanzaba el ensayo, el público se mostró más bien indiferente.

Al margen de la reacción de la hinchada, Luis tampoco tiene del todo de su parte al vestuario. Ya se sabe que los futbolistas rara vez hacen autocrítica y no hay cosa que detesten más los jugadores que sus técnicos les utilicen como escudos contra la crítica. Luis, que en Belfast por ejemplo, no tuvo reparos en asumir sus fallos hasta el punto de autoculparse públicamente de la derrota por haber querido que su equipo se lanzara a por la victoria, aludió tras el choque de Estocolmo al error de dos jugadores -a los que no citó- en el segundo gol de los escandinavos. Pero Puyol, uno de los baluartes de la selección española, se dio por aludido -el otro al que se refería Luis era Albelda- y se sintió injustamente señalado por el técnico. Sin nombrarlo, Luis se refirió a cierto futbolista que no le hizo caso en la jugada previa al segundo gol sueco, y subió a rematar en lugar de permanecer custodiando su área como último hombre: "Hubo un jugador que no se quedó atrás como le ordenó el seleccionador". Puyol, el hombre con más partidos internacionales después de Casillas, se molestó al conocer las palabras del entrenador, en el aeropuerto de Estocolmo. En una plantilla cada día más dividida en torno a la figura de Luis, el capitán del Barça era uno de los pocos veteranos que todavía brindaban su respaldo al técnico. Hasta el partido de Estocolmo, la confianza entre ambos era mutua.

Puyol y Luis Aragonés intercambiaron impresiones en el aeropuerto de Estocolmo. El jugador le explicó que subió a rematar porque previamente le había preguntado si podía hacerlo y no había obtenido respuesta alguna. Ni palabra ni gesto. En la jugada posterior, un córner, Puyol marcó de cabeza un gol que los árbitros no sancionaron. La moviola detecta la entrada efímera del balón en la portería de Shaaban. La acción siguiente es un contragolpe sueco que culmina Allback. El diez de Suecia marcó tras regatear a Puyol, que regresó a toda velocidad después de cabecear el córner.

El episodio de Puyol con Luis no tendría nada de extraordinario si la selección viviera tiempos de paz. Pero, al borde del abismo, cualquier detalle resulta sospechoso. Así es esta España en la que el presidente federativo ratifica a un seleccionador que amagó con dimitir hace unas semanas y que ahora no le parece recomendable que su directivo le respalde en público. Quizá todos quieran ganar tiempo, porque salvo hecatombe ante Argentina, la selección podrá tomarse un respiro hasta marzo, cuando reciba a Dinamarca. Tiempo de reflexión obligado, porque hacía 15 años que la selección no perdía dos partidos oficiales consecutivos.

David Albelda (a la izquierda), Joan Capdevila (en el centro) y Fernando Torres, ayer en la sesión de entrenamiento.
David Albelda (a la izquierda), Joan Capdevila (en el centro) y Fernando Torres, ayer en la sesión de entrenamiento.EFE
Luis Aragonés, ayer durante el entrenamiento.
Luis Aragonés, ayer durante el entrenamiento.EFE

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