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Entrevista:PAULO COELHO | Escritor

"Vivir es bailar"

Pregunta. La bruja de Portobello. ¿Una vez más, brujas y vampiros?

Respuesta. No, para nada. Trata del prejuicio que tenemos hacia una búsqueda que no es convencional.

P. En la primera página, su habitual "Oh, María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos. Amén". ¿Hace novelas o catecismos?

R. Es una jaculatoria que pongo en todos mis libros. Y está en la medalla que llevo al cuello.

P. ¿Es usted un meapilas?

R. Por supuesto que no. Yo soy católico, pero tengo mis diferencias con la Iglesia. Y creo que la espiritualidad no está necesariamente conectada ni con la fe ni con la religión.

P. ¿Le gusta Benedicto?

R. Es muy pronto para decirlo. Pero las declaraciones que ha hecho recientemente me sorprendieron mucho.

P. Dice que hay una nueva caza de brujas. ¿En qué lo nota?

R. En muchas cosas, desde el ámbito político al espiritual.Cuando una persona intenta ser diferente, está mal vista.

P. Un personaje de su libro afirma que Teresa de Lisieux tenía relación física con Dios. Después de María Magdalena, ¿no le están saliendo a Dios muchas novias?

R. Es que es verdad. Teresa lo dice claramente en su biografía. Las relaciones con Jesús, no las conozco y no me interesan.

P. ¿Qué hace en sueños, aparte de roncar?

R. Tampoco ronco tanto. ¿Qué hago en sueños? Vuelo.

P. ¿Qué le queda de hippie? ¿Ha dejado ya el canuto?

R. Eso es justamente lo que no me queda. Del resto, creo que prácticamente todo.

P. Retiró su Manual práctico del vampirismo. ¿Quería practicarlo usted solo?

R. Lo retiré porque estaba mal escrito.

P. ¿Y usted, de vampiro, qué?

R. Nada. Yo hice un curso de vampirismo en Inglaterra en 1977. El mito del vampiro es muy rico, muy serio, compartido en todo el mundo. Hay que dar y recibir energía. El vampiro interrumpe este flujo, y la víctima solamente da. Yo no quiero parar el tiempo.

P. ¿Conoce a algún vampiro?

R. Conozco a gente que quiere parar el tiempo: con silicona, con botox... Tiene miedo a la muerte, a la vejez. Un vampiro que hubiera parado el tiempo en el 86 y lo recuperara ahora, pretendiendo que estuviera todo intacto, estaría fuera de la realidad. Lo único que existía en el 86 y que sigue ahora es Fidel Castro.

P. ¿Es el úni-co vampiro que queda?

R. Es la única referencia que tenemos de esa época, de parar el tiempo. Pero Castro no es un vampiro. Cuba se ha transformado mucho.

P. ¿Los jesuitas le educaron?

R. Me deseducaron y después me educaron. Al principio tenía mucho rechazo a su educación, y me fui a buscar otro camino. Luego volví. Me enseñaron lo más fundamental: la disciplina.

P. ¿Qué opinan de usted y su ritmo en su escuela de samba?

R. En mi escuela, que se llama Mocidade Independente, piensan que ni estoy mal ni soy el mejor. Bailo desde que era adolescente. No es que me guste, pero es que vivir es bailar.

P. ¿Cree que ser muy leído es sinónimo de ser bueno?

R. ¿Cree que no ser muy leído es sinónimo de ser bueno?

P. ¿Por qué hay gente que no le toma en serio, incluso entre los intelectuales brasileños?

R. Sí, y después me eligieron miembro de la Academia de las Letras. Las cosas cambian. Excepto para los vampiros.

P. Le internaron en un manicomio, y encima le gustó.

R. No culpabilizo a mis padres. Lo hicieron por amor. Intentaban salvarme de la locura total en la que creían que estaba. Yo no me veía loco, y pensé que era una experiencia más. Me fue muy positiva.

P. En Brasil le llaman El Brujo. ¿Su escoba es la pluma?

R. Mejor el ordenador. Es más moderno, y vuela.

P. ¿Qué se siente al vender 75 millones de ejemplares, aparte de la cartera más llenita?

R. Pues mire, no pesa nada. La tarjeta de crédito siempre abulta lo mismo. Se siente una gran alegría. Saber que no estoy solo; que el libro provoca una reacción.

P. ¿Siempre está buscando?

R. Siempre estoy encontrando.

P. ¿Y qué es lo último que ha encontrado?

R. A usted.

Paulo Coelho, demostrando sus antiguas prácticas de yoga y su capacidad de equilibrio.
Paulo Coelho, demostrando sus antiguas prácticas de yoga y su capacidad de equilibrio.LUIS MAGÁN

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