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El Barça aprovecha un regalo

La expulsión de Casas, a los 19 minutos, cambió el rumbo de un partido que el Athletic encaró con acierto

Hay goles que matan y decisiones arbitrales que resucitan a un muerto. Cuando Yeste empalmó la volea tras un centro de Llorente, un remate que siempre se le supone a un futbolista de talento, el Barça parecía el depositario de la crisis que vive el Athletic. Hasta entonces, parecía que el Barça acusaba en mayor medida la lesión de Eto'o que el Athletic su crisis institucional. Jugaba el Athletic a su estilo, vertical, con los centros largos, y al ritmo endiablado que suele imprimir el joven Javi Martínez. Y así llegó el gol en apenas tres toques, eso sí el tercero de calidad por obra y gracia de Yeste que convirtió la volea en un arte escénico.

El Barça estaba atascado. Rijkaard había decidido sustituir al lesionado Eto'o por el islandés Gudjohnsen sin retorcar demasiado el sistema, pero su tendencia natural a emborracharse por el centro le facilitaba las cosas a la defensa del Athletic que se enfrentaba casi siempre a balones frontales, la primera lección que estudia un defensa mediano. Apenas, Messi intentaba abrir el campo con más intención que éxito.

ATHLETIC 1 BARCELONA 3

Athletic: Lafuente; Iraola, Ustaritz, Sarriegi, Casas; Orbaiz, Javi Martínez; Etxeberria (Urzaiz, m. 64), Garmendia (Gabilondo, m. 72), Yeste; y Llorente (Expósito, m. 21). Jugadores no utilizados: Aranzubia, Tiko, Prieto y Dañobeitia.

Barcelona: Valdés; Zambrotta, Márquez, Puyol, Gio; Xavi, Edmilson (Giuly, m.30), Deco (Iniesta, m.61); Messi, Gudjohnsen (Saviola, m. 71) y Ronaldinho. Jugadores no utilizados: Jorquera, Belletti, Thuram y Motta.

Goles: 1-0. M. 11. Yeste empalma con la zurda tras un centro de Llorente desde la izquierda. 1-1. M. 46. Puyol, en pugna con Ustaritz, remata un centro desde la izquierda de Gudjohnsen. 1-2. M. 60. Gudjohnsen supera por alto a Lafuente tras un pase de Xavi. M. 76. 1-3. Saviola marca por bajo tras una asistencia de Iniesta.

Árbitro: Fernández Borbalán. Expulsó a Casas (m. 19) por una entrada a Gudjohnsen. Amonestó a Messi.

San Mamés. Unos 40.000 espectadores.

Poco le importó al equipo de Rijkaard que Ronaldinho fuera un futbolista virtual

Y en esto llegó Fernández Borbalán, el árbitro, una figura circunstancial con tendencia a sentirse sustancial, y arregló los problemas del Barça de un plumazo. Convirtió en expulsión un empujón de Casas a Gudjohnsen, cuando había otro defensor (Sarriegi, a su lado). Fue como una aspirina para el dolor de cabeza barcelonista. Todo se desencadenó en un instante. Sarriugarte tuvo que retirar a Llorente para dar salida a un marcador (Expósito) para Messi, el Athletic perdió el balón, dio diez pasos atrás y le concedió a Barcelona la jurisdicción del partido. 70 minutos en inferioridad de condiciones, era un desierto insalvable para el Athletic. Su gol fue memorable pero la decisión arbitral fue mucho más rotunda que la volea de Yeste.

Desde ese momento, desde que el equipo de Rijkaard se vio con un futbolista más supo que iba a ganar al partido con más o menos brillantez, con más o menos urgencia, pero con mucha paciencia.

Y optó por lo último. Si había salido con las pilas a medio cargar no iba a perder la cabeza, Poco le importaba que Ronaldinho fuera un futbolista virtual o que Messi resultara tan intermitente que casi nunca tuviera la luz encendida. Le bastaba con tener el balón, tirar rondos e indagar en la defensa rojiblanca, cada vez más retrasada, más aturdida. Por eso el gol del empate llegó accidentalmente, tras un centro de Gio que dio en la rodilla de Ustaritz al intentar despejar. Fue otro momento singular, al inicio de la prolongación en el primer tiempo. El gol dolió porque el Athletic buscaba el descanso y seguir sembrando de dudas a un Barça que confundía lucidez con placidez.

Tan plácido jugaba, que a veces ni jugaba, sólo especulaba con el balón, que era absolutamente suyo en espera de la jugada oportuna. Y la tuvo Márquez en otra volea preciosa que tropezó con el poste derecho de Lafuente. Por si acaso, Rijkaard decidió dar entrada a Iniesta para buscar más vivacidad, más verticalidad ante el agotamiento de ideas de Deco y la apatía de Ronaldinho que apenas cabalgaba en San Mamés.

El Athletic quiso dar un paso al frente, adelantando a Yeste, aún a costa de desproteger aún más el centro y se suicidó con toda la honestidad de que era capaz. El Barça encontró el segundo gol con otro buen pase de Xavi que aprovechó Gudjohnsen y el tercero en una jugada de billar entre Ronaldinho, Xavi e Iniesta que culminó Saviola para poner un poquito más de morbo al partido. El tanto del argentino fue especialmente celebrado por todo el equipo que se arremolinó en torno al pequeño delantero. Por una vez los actores secundarios prevalecían sobre los protagonistas blaugranas, un asunto que en San Mamés se ha convertido en un hábito. Ayer el triunfo les correspondió a Gudjohnsen y a Saviola, aunque todo parecía demasiado subsidiario de lo que el árbitro anunció a los 19 minutos de partido, cuando decidió convertirse en el protagonista de una fiesta a la que no estaba invitado.

Puyol es felicitado por sus compañeros tras marcar el primer gol del Barcelona.
Puyol es felicitado por sus compañeros tras marcar el primer gol del Barcelona.REUTERS

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