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Análisis:AGENDA GLOBAL | ECONOMÍA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Rectificaciones socialistas

Joaquín Estefanía

EN EL 'DOCUMENTO MARCO' que se habrá debatido en la Conferencia Política del PSOE este fin de semana no había una sola línea sobre el papel de los organismos regulatorios y las empresas en el proyecto socialista. Es más generalista. Sólo se dice, quizá a la luz de la crítica de rectificaciones de última hora en las políticas del Gobierno, que "las propuestas socialistas han sido capaces de asegurar su vigencia, retener su vigor y mostrar su capacidad transformadora de la sociedad, porque en cada etapa histórica han sabido adoptar sus valores y formular sus principios atendiendo a los cambios producidos en la realidad social".

Así, quizá no se discutan en esa conferencia las distintas posiciones mantenidas por el Ejecutivo en el caso de las ofertas públicas de adquisición de acciones (OPA) sobre Endesa, en especial la lanzada por la multinacional E.ON. Recuérdese, ahora que andamos con lo de la memoria histórica, que la operación de E.ON comenzó con el "no pasarán" lanzado por el presidente de Gobierno, en el papel de Pasionaria, en reunión personal con el consejero delegado de la empresa alemana, y termina -por ahora- por el "ya hemos pasao", con ese consejero delegado interpretando a Celia Gámez, después de la reunión de ZP con Merkel.

Uno de los organismos más perjudicados por las contorsiones del Gobierno en el caso de las OPA sobre Endesa es la CNE: su credibilidad e independencia no atraviesan su mejor momento

Más allá de cómo se dibuje finalmente el mapa energético a través de Endesa -antigua joya de la corona eléctrica española, privatizada por el PP, a cuyo frente puso a uno de sus militantes-, hay una institución perjudicada en este año de batalla empresarial: la Comisión Nacional de la Energía (CNE), contaminada de intervencionismo.

No se trata de hacerse el ingenuo -o el cínico- y afirmar que el mercado energético europeo está al albur de las fuerzas libres del mercado. Europa es energéticamente asimétrica. Al entrar en la operación, el Gobierno debía haber conjugado el equilibrio entre tres principios: el respeto a las normas comunitarias, si no queremos que la UE se identifique sólo con el euro; la energía como sector estratégico de cada nación (¿qué ocurriría en el futuro si ante una escasez de electricidad, la que se produce en España fuera antes a los ciudadanos alemanes que a los españoles?), y los intereses de los accionistas de Endesa. Pero ese equilibrio no se ha producido, y el resultado, hasta ahora, es una auténtica rectificación de fondo de las posiciones inicialmente defendidas. En este terreno, las presiones sobre la CNE, además de explícitas, han sido inútiles.

Aparte del reconocimiento de nuevos derechos a los ciudadanos (terreno en el que el Gobierno ha cumplido pronto, bien y asumiendo riesgos), la parte más modernizante de su programa electoral era aquella que se dedicaba a la calidad de la democracia y a la transparencia de la vida pública. En el apartado referido a la libertad económica, después de aseverar con razón que el PP había politizado los mercados hasta un punto inédito, el PSOE se comprometía a respetar los proyectos empresariales que no atentasen contra la competencia: en la igualdad de oportunidades respecto a los contratos públicos, en la no injerencia en los órganos de gobierno de las empresas, en la separación entre el poder político y el poder económico, etcétera.

Respecto a los órganos reguladores, el programa garantizaba la neutralidad política y la imparcialidad de los organismos de regulación y control, renunciando al monopolio gubernamental en el nombramiento de sus directivos y reforzando los mecanismos de control parlamentario. El PSOE proponía "despolitizar el control de las concentraciones", así como "potenciar el organismo regulador independiente (CNE) procediendo a su elección directa por el Parlamento", y garantizar la regularidad y calidad del suministro de energía.

Convendría aclarar si la contorsión que ha protagonizado el Gobierno en el caso de la OPA sobre Endesa es la vuelta al espíritu programático de 2004, o una mera incidencia en el camino ante futuras operaciones de fusión en éste u otros sectores estratégicos.

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