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Las exigencias de Batasuna frenan el proceso

Luis R. Aizpeolea

Las exigencias de Batasuna al situar como prioridad un preacuerdo en el funcionamiento de la mesa de partidos complican el proceso de fin de la violencia. Tal exigencia coincide con la posición de ETA, reticente a iniciar en un plazo inmediato contactos con el Gobierno para poner en marcha el cese de la violencia y adoptar medidas sobre sus presos, como el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ofreció en su declaración institucional del 30 de junio. El Partido Socialista de Euskadi y el Gobierno insisten en que cualquier avance sobre la constitución de la mesa de partidos requiere que Batasuna cumpla la legalidad y acate la Ley de Partidos.

El portavoz de la ilegalizada Batasuna, Arnaldo Otegi, tras admitir el "bloqueo" del proceso, ha reclamado, esta semana, que para superar esta parálisis "hay que centrarse en el núcleo del proceso, en su contenido político" y ha precisado que hay que intentar "sin demora" un preacuerdo, entre los partidos vascos, sobre los principios, compromisos y objetivos políticos del proceso.

La izquierda 'abertzale' reclama un preacuerdo sobre la mesa de partidos, y ETA aplaza el contacto con el Gobierno
El Gobierno y el entorno de ETA no creen que la banda vaya a romper el alto el fuego, aunque la crisis puede durar
Ejecutivo y PSE piensan que Batasuna y ETA han dado una "vuelta de tuerca" al proceso por tensiones internas
Zapatero les ha dicho a los radicales que la clave es sustituir violencia por política
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El PSE y el Gobierno interpretan que Batasuna y ETA, de manera coordinada, han dado una "vuelta de tuerca" a la filosofía del proceso en una doble dirección: en situar la mesa de partidos como prioridad sobre los contactos entre el Gobierno y ETA, previstos para este verano y demorados por la banda, y al eludir Batasuna, su legalización.

El Gobierno y el PSE atribuyen esta "vuelta de tuerca" al interés concertado entre ETA y Batasuna en echar un pulso al Gobierno y a tensiones internas en la izquierda abertzale, dónde aún continúan muy presentes las apuestas por el "todo o nada" por ausencia de una pedagogía sobre el funcionamiento de la democracia. A ello se refirió el presidente Zapatero, el jueves en La Moncloa, cuando delante del secretario general de la ONU, Kofi Annan, dijo: "La paz necesita y merece tiempo, prudencia y paciencia, después de treinta años de terrorismo, de violencia".

Pero, pese al mal momento por el que atraviesa el proceso de fin de la violencia -con otro rebrote de la kale borroka este fin de semana-, fuentes de la izquierda abertzale niegan que se esté en los prolegómenos de una ruptura, aunque califican la crisis de "grave". Así, resulta significativa la mínima presencia que han tenido en Gara, diario próximo a la izquierda abertzale, en contraste con el resto de los medios, las amenazas y proclamas a favor de la continuación del terrorismo que el etarra Iñaki Bilbao, condenado por el asesinato del edil socialista de Orio (Guipúzcoa), Juan Priede, dirigió en la Audiencia Nacional el jueves.

Tampoco el Gobierno cree que ETA rompa el alto el fuego, aunque cree que la crisis puede prolongarse. Las últimas declaraciones de Zapatero -al semanario Die Zeit, el 29 de agosto, y el jueves en La Moncloa-, en las que expresó su confianza en el proceso, revelan que lo contempla con frialdad estratégica, alejada de los movimientos tácticos.

En ellas deja entrever su opinión, basada en informaciones y análisis, de que ETA ha tomado la decisión estratégica de abandonar la violencia y que tanto la organización terrorista como Batasuna están echando un pulso táctico para que el proceso retome una vía más favorable a sus intereses, para que la paz "no resulte barata" y para tratar de marcar los tiempos. De ahí que Batasuna haya sacado de sus prioridades la legalización, con la presentación de nueva marca y estatutos, cuando en junio su dirección estaba predispuesta a hacerlo al final del verano. Batasuna tiene meses por delante hasta la convocatoria de las elecciones municipales. Y ha sustituido esta prioridad por la creación de la mesa de partidos.

Zapatero ha dirigido esta semana a Batasuna varios mensajes para reconducir el proceso. En ellos ha reiterado su apuesta por él y su confianza en que cuajará, pese a las dificultades. Ha aclarado a Batasuna que permanece su apuesta clave, que la política sustituya a la violencia. O lo que es lo mismo, que la izquierda abertzale regrese a la legalidad, a la par que ETA se diluye. Y cuando dice que el proceso será "largo, duro y difícil" es porque sabe que ETA tratará de poner un precio alto a su cese definitivo.

Zapatero ha apuntado, también, las metas inmediatas: Su interés en que ETA se reúna con el Gobierno cuanto antes -en "próximas semanas"- para iniciar el proceso de fin de la violencia, y en que Batasuna cumpla la Ley de Partidos para participar en las elecciones municipales. La Moncloa está dispuesta a trabajar para garantizar a la izquierda abertzale su legalidad, complicada por procesos pendientes y la doble vía por la que se ilegalizó.

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