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MAR DE COPAS
Columna
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Aunque el cóctel se vista de seda

¿Existe una indumentaria ideal

para beber? A juzgar por los destrozos que causa el botellón, quizá el mejor uniforme sería una mezcla de traje de buzo, bata de cirujano e ignífugo disfraz de cosmonauta. En la dimensión más social, el protocolo establece que las mujeres y los travestidos pueden acudir a un salón de té, a una inauguración o al teatro con un vestido cóctel. Ojo: no hay que confundir el vestido cóctel con los jirones resultantes de una agitada noche durante la cual lo que antaño fue vestido se ha visto sometido a una brutal contaminación nicotínica, por no hablar de las veces en las que algún incauto ha tenido a bien echarnos encima el contenido de sus copas. Se atribuye la invención del vestido cóctel a Christian Dior, un francés sensible que murió cuando sólo tenía 52 años. Fue uno de los responsables de que la alta costura justificara su pomposo nombre: situó el listón tan arriba que sus herederos se vieron obligados a bajarlo con arrogancia y escándalos. Su aportación principal fue simple: revalorizar la imagen de la mujer y diseñar no en contra de sus virtudes, sino a favor. El mundo se rindió a lo que los norteamericanos denominaron new look mucho antes de que interioristas y peluqueros unisex eligieran esta denominación para publicitar sus negocios.

A finales de la década de 1940, un vestido cóctel era una prenda de escote pronunciado que llegaba un palmo por debajo de la rodilla (el vestido, no el escote). En la jerarquía de la elegancia, se situaba en un nivel intermedio entre el traje de noche y el vestido corto y, según cuentan, provoca en las personas que lo llevan un deseo inmediato de sentirse atractiva y alegre. Dior dejó, además de un nombre rentable, algunas frases para la historia: "Una copa de vino de Alsacia es como un vestido ligero, como una flor de primavera, es el rayo de sol que llega para alegrarnos la vida". Y si la copa de vino de Alsacia la lleva en la mano una atractiva mujer vestida con un vestido cóctel, la alegría de vivir puede volverse sugerente peligro. Pese a haber sido homenajeado el año pasado con motivo del centenario de su nacimiento, Dior no es un prodigio de popularidad, como lo demuestra una de las webs más macabras de Francia: www.jesuismort.com (estoymuerto.com). Los internautas votan por su muerto preferido. En esta clasificación de glamour post mórtem, Dior ostenta el número 225 y, para que se hagan una idea, los tres primeros son Coluche, cómico irreverente muerto en accidente de moto; John Lennon, esposo de Yoko Ono asesinado a tiros, y María Antonieta, guillotinada tras llevar una vida propensa a la inauguración, al cóctel avant la lettre y a la alta costura.

CÓCTEL: Black Velvet

Media copa de champán seco, media de vino espumoso seco y una cerveza negra. Preparar en una jarra cervecera echando la cerveza al final. Se recomienda que todas las bebidas participantes en esta mezcla estén muy frías. L'chaim! (¡Salud! en hebreo).

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