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Columna
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Municipales

El panorama municipal de Andalucía tiene un mapa extraño. Mientras la hegemonía del Partido Socialista parece sólida elección tras elección, encuesta tras encuesta, para el ámbito andaluz, tan sólo gobierna en una capital de provincia, Sevilla. Es posible que esta situación sea la herencia del declive que sufrió el PSOE durante los años noventa que llevó al PP a varias alcaldías. Hoy se mantienen en el poder algunos de aquellos alcaldes o sus sucesores, que sostienen una primacía del PP más aparente que real porque afecta sobre todo a las capitales, pero este partido lo muestra como la principal fuente de su poder en la comunidad. El Partido Socialista no ha sabido arrebatar estas alcaldías a su adversario, bien porque los regidores populares han hecho una gestión estimada por los ciudadanos, bien porque los candidatos y agrupaciones locales socialistas no han sabido hacer oposición. La excepción está en las ciudades de Sevilla y Granada, que no han llegado a consolidar una hegemonía clara al decidir sus ciudadanos una alternancia de los grandes partidos. Parece que es en estas dos ciudades donde hay un mayor grado de incertidumbre de cara al resultado electoral. Los alcaldes del PP en Huelva, Cádiz y Málaga parecen sólidos, más allá de las opiniones que su gestión pueda merecer. En Almería y Jaén es posible un cierto suspense. Si incluimos a Jerez y Algeciras por su magnitud, aquí el Partido Socialista sale mejor parado porque parece que lleva camino de reafirmar estas alcaldías que acaba de conseguir, en el caso jerezano por primera vez en la historia. Marbella promete también tensión e incertidumbre hasta el final, como las películas de misterio, dada la muy complicada situación de la ciudad y la potencia del candidato propuesto por el PSOE.

El duelo en Granada va a ser interesante, porque el PSOE ha convencido a un dirigente de extraordinaria experiencia, Javier Torres Vela, para oponer a José Torres Hurtado. La competición electoral es incierta porque a la ventaja inicial del PP se contrapone una mejor valoración del candidato socialista, en una ciudad que en diversas ocasiones ha tenido mayoría del PSOE. Es una apuesta arriesgada que engrandece al ex presidente del Parlamento. El duelo entre las dos Torres hará que mucha gente mire los resultados de Granada la noche electoral.

El caso de Sevilla es de los más complicados y de mayor calado político. Una ciudad con una fortaleza electoral continuada de los partidos de la izquierda ha sido gobernada por fórmulas de todo tipo que en cambio no ha permitido consolidar una mayoría clara. En poco espacio de tiempo han pasado alcaldes del PSOE, PP, PA y otra vez PSOE sin que ninguno se afiance en el poder. El Partido Socialista, en un buen momento electoral, mantiene serias dudas sobre su propio candidato. Los movimientos que hizo el PP con Carlos Herrera y Soledad Becerril pusieron en alerta a la dirección regional del PSOE, que se ha relajado ante el anuncio de que el PP va a situar de candidato a Juan Ignacio Zoido, lo que parece favorecer las opciones socialistas. Sánchez Monteisirín no ha satisfecho las importantes expectativas que generó en su día, que incluso llevaron a la dirección del Partido Socialista a preferirlo ante Rodríguez de la Borbolla. Este último periodo de mandato ha sido especial, con dos crisis importantes por los casos Los Bermejales y el de las facturas falsas y con tres remodelaciones de gobierno, la última a unos meses de las elecciones. Si no fuera por el estable suelo electoral socialista fundamentado en los barrios de la periferia es posible que Sánchez Monteseirín hace tiempo que habría dejado de ser el candidato del PSOE. Sevilla es una ciudad demasiado dependiente de un núcleo reducido de sevillanos y demasiado influenciable por el periódico Abc. Pero la vida de la ciudad corre al margen de las marquesas de Los Remedios y algunos remilgados petimetres del distrito centro. El futuro será lo que quiera la mayoría de su gente, y ésta vive en el los barrios de Sevilla Este o en La Macarena.

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