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Un implante en el cerebro permite a dos tetrapléjicos manejar un ordenador

El dispositivo 'traduce' las señales nerviosas en instrucciones para mover el cursor

Pensado y hecho. El futuro para las personas con lesiones medulares graves está en la energía de su cerebro. Lo acaban de demostrar dos experimentos publicados hoy en la revista Nature. Los voluntarios, personas que han perdido la capacidad de mover las extremidades, fueron capaces de manejar un ordenador o de hacer funcionar brazos mecánicos con el pensamiento. El experimento se basa en la transformación de los impulsos nerviosos en corrientes eléctricas, que son convertidas mediante un sistema informático en instrucciones para mover el cursor.

La base del proceso está en la naturaleza de las señales cerebrales. Al pensar, se generan micro-corrientes eléctricas. Utilizando microprocesadores, los investigadores de un equipo multidisciplinar y de varios centros de Estados Unidos han conseguido captar esas señales y transformarlas en órdenes que permiten a los tetrapléjicos manejar un ordenador y otros aparatos.

El sistema ha sido desarrollado por la empresa Cyberkinetics de Massachusetts. Consiste en una placa de 16 milímetros cuadrados y con 100 sensores del grosor de un pelo que se implanta en la zona exterior del cerebro (el córtex). Este chip se conecta en el exterior de la cabeza con un sistema informático que es el que traduce las señales nerviosas en corriente eléctrica dirigida.

Tras este primer paso viene un duro proceso de aprendizaje. El paciente tiene que saber en qué debe pensar cuando quiere que el cursor se mueva hacia la derecha, hacia arriba o haga clic. Una de las dudas que tenían los investigadores era si una persona que hacía años que no empleaba esa parte del cerebro porque ha perdido la capacidad de moverse mantenía la capacidad de activarla.

Abrir el correo

El sistema se ha probado con éxito en dos personas. La primera fue Matthew Nagle, de 25 años. Este joven llevaba paralizado cuatro años cuando comenzó el ensayo en junio de 2004 en un hospital de Rhode Island. Durante 57 sesiones, Nagle aprendió a abrir su correo electrónico, a dibujar figuras con un programa de ordenador e incluso a usar un videojuego. También logró cambiar el canal y volumen de la televisión con el mando a distancia. Llegó a tener tanta práctica que podía hacer estas actividades mientras conversaba. Cuando se conectó el sistema a un brazo mecánico, pudo agarrar y depositar objetos.

El sistema perdió eficacia a los seis meses y medio. Los investigadores no saben por qué, pero parece que el cerebro de Nagle se cansó y las señales que enviaba al chip perdieron fuerza y nitidez. El joven sigue participando en el ensayo y todavía se conecta para nuevas pruebas.

El otro voluntario fue un hombre de 55 años que recibió el implante en abril de 2005. El aparato tuvo problemas técnicos y apenas funcionó tres meses. Pero fue suficiente para demostrar que era posible reactivar la zona cerebral que no se usaba desde la pérdida de la capacidad de moverse. "Estamos ansiosos de expandir este sistema para que sirva realmente para mejorar la vida de las personas con lesiones medulares", ha dicho el presidente de Cyberkinetics, Timothy Surgenor.

Hasta ahora los tetrapléjicos ya disponían de algunas ayudas para usar los ordenadores, pero se trata de artilugios mecánicos que tenían que hacer funcionar basándose en movimientos de la cabeza, la boca o incluso de los ojos. Ésta es la primera vez que se consigue que muevan un cursor sólo con la mente.

John Donoghue, fundador de Cyberkinetics.
John Donoghue, fundador de Cyberkinetics.

Traducción inversa

La idea de transformar corrientes cerebrales en órdenes para una máquina es sólo un primer paso. Puede ayudar a las personas con lesiones medulares, pero no satisface su mayor aspiración: recuperar la movilidad.

John Donoghue, fundador de Cyberkinetics, apunta cuál es su objetivo último: "Convertir esas señales eléctricas en órdenes que puedan servir para mover los músculos". Sería el equivalente a una "traducción inversa": primero, se captan las señales nerviosas en el cerebro; luego, se transportan mediante cables al miembro inmóvil; una vez ahí, habría que convertirlo de nuevo en impulsos nerviosos que fueran capaces de mover los músculos.

El ensayo publicado hoy es sólo la primera parte de este proceso. Es más rápido que otros sistemas probados hasta ahora, pero también tiene sus inconvenientes: el sistema implica tener permanentemente abierto el cráneo, es muy agresivo (hay que clavar los electrodos en el cerebro para captar las señales nerviosas) y, sobre todo, en las dos personas que lo han probado ha dejado de funcionar al cabo de un tiempo.

Por todo ello la empresa tiene en su web (www.cyberkineticsinc.com) un apartado para reclutar voluntarios.

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