El comité de empresa apunta a un fallo en el sistema de frenado como una de las hipótesis del accidente
Sindicatos de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV), la empresa pública que gestiona el metro de Valencia, apuntaron ayer hacia un posible fallo técnico como causante, junto al exceso de velocidad, del descarrilamiento que el pasado día 3 provocó 42 muertos. El Sindicato Ferroviario explicó ayer que sólo unos días antes del accidente registrado entre las estaciones de Plaza de España y Jesús una máquina UTA 3734, de la misma serie que la unidad descarrilada el lunes de la semana pasada tuvo que ser retirada por un fallo en el sistema de frenado eléctrico.
El fallo en la unidad, que circulaba por la fatídica línea 1 del metro de Valencia en dirección a Llíria, a punto estuvo de rebasar un semáforo en rojo por una avería en el sistema habitual de frenado eléctrico, lo que obligó a la maquinista a recurrir al sistema de emergencia. El frenado de emergencia, basado en un mecanismo de fricción, obliga a los maquinistas a circular a menor velocidad.
El delegado del Sindicato Ferroviario-Intersindical Valenciana, Fernando Soto, explicó que el fallo en la UTA 3734 se reprodujo también entre las estaciones de Plaza de España y Beniferri. La máquina llegó finalmente hasta Paterna, donde fue retirada del servicio.
La línea 1 del metro de Valencia, de 90 kilómetros de longitud, tiene un número de unidades tan ajustada para prestar servicio a los viajeros que si quedan dos máquinas averiadas se producen problemas de servicio. Una situación que obliga a realizar las operaciones de mantenimiento con la máxima celeridad posible.
La caja negra del metro siniestrado el pasado día 3, que circulaba a 80 kilómetros por hora -el doble de la velocidad permitida en ese tramo- registró antes de desactivarse una pequeña desaceleración motivada por la utilización del freno de servicio y del sistema de frenado de emergencia. Quién activo el sistema de frenado es lo que están investigando los peritos, aunque fuentes sindicales no descartan ninguna hipótesis, entre las que está la posibilidad de que el conductor o la interventora intentasen detener el convoy o bien que se produjese una rotura en el sistema.
La cautela es la tónica dominante estos días tanto entre los representantes sindicales como entre los técnicos y los políticos, Otra de las posibilidades que estos días se barajan apunta a un fallo ocurrido en el trazado de la línea 1 de metro como detonante de la tragedia.
Pese a todo, los sindicatos están esperando a la reunión que el viernes tendrá lugar del Comité de Seguridad en la Circulación, órgano paritario que reúne a la dirección de FGV y a los representantes de los trabajadores y en la que confían recibir más datos que aporten luz sobre un accidente con consecuencias sin precedentes en la historia ferroviaria de España. Esta misma semana, de hecho, está previsto que la policía de Valencia reconstruya la tragedia ocurrida y también se confía en que la investigación pueda arrojar más luz sobre las causas del accidente. Mientras, desde FGV se trató ayer de tranquilizar a los usuarios.
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