Un técnico volcánico
A la greña con medio México, el controvertido Ricardo La Volpe se enfrenta a Argentina, su país de origen
Detrás del mostacho negro y las cejas arqueadas, hay dos cosas claras: le gustan el fútbol de ataque y las guerras verbales. Todo lo demás es enigmático. Ricardo La Volpe, de 54 años, podría pasar por un actor de telenovelas, preferentemente en el papel de malo, pero resulta ser el seleccionador de México. Un entrenador a la greña con medio país que hoy se enfrenta a Argentina, precisamente su lugar de origen. Y donde fue campeón del mundo en 1978 como tercer portero de aquella albiceleste de Mario Alberto Kempes. Pero tiene todo el derecho a sentirse mexicano: vive allí junto a su familia desde hace más de 25 años, ha entrenado a ocho equipos aztecas y desde 2002 dirige a la selección nacional.
"Es el rival que más conocemos. Llegar a los cuartos sería histórico. Cumpliré mi compromiso"
En este tiempo se ha enemistado con dos de los personajes más populares del fútbol mexicano: Hugo Sánchez y Cuauhtemoc Blanco. Del primero dijo: "El señor Huguito es el que menos puede hablar porque llevó a su hijo y a su sobrino a su equipo cuando dirigió a Pumas", en respuesta a unas acusaciones de nepotismo por parte del ex goleador del Madrid y del Atlético después de que La Volpe hubiera incluido en la lista mundialista a su yerno, el volante zurdo Rafael García. Y al segundo lo dejó fuera de la gran cita, a pesar del clamor popular, porque le considera una fuente de conflictos.
No contento con eso, La Volpe tachó de estúpido a uno de sus delanteros, Fonseca, que se quejó por no jugar un amistoso ante Francia, y de envidiosos a sus predecesores, Mejía Barón y Manuel Lapuente, técnicos de México en los Mundiales de 1994 y 1998 respectivamente. "Eso es envidia, como el cuento que habla de la poca solidaridad entre los mexicanos. Ése es el problema de México", afirmó. Para incrementar su círculo de amistades, La Volpe afeó a los futbolistas retirados que "sólo critican" desde los medios de comunicación y despreció a los jóvenes mexicanos que se habían proclamado campeones del mundo sub 17. "Si son tan buenos, deben llevarlos a los Juegos Olímpicos. A ver si ganan medallas". No es de extrañar que el tres veces mundialista García Aspe le recomendara la visita a un psicólogo.
La Volpe, en todo caso, ha sacudido algunas capas muy polvorientas del fútbol mexicano. Ha convocado a jugadores jóvenes frente a la tendencia hasta su llegada a llamar sólo a los muy consolidados. Se ha atrevido a seleccionar a dos extranjeros nacionalizados, el brasileño Zinha y el argentino Guille Franco, ante las protestas de los sectores más conservadores. Y ha apostado, en fin, por un juego alegre y versátil tácticamente que le permitió, por ejemplo, empatar a uno en la Copa Confederaciones con Argentina, vencedora en los penaltis. México cambia su defensa de tres a cuatro hombres según las necesidades del partido. Y su capitán, Márquez, ejerce de Beckenbauer, unas veces detrás de su defensa, otras acompañando a su delantera. Claro que, desacertado ante Portugal, Márquez ha declarado que preferiría jugar sólo de defensa, como en el Barça: "Argentina cuenta con delanteros de enorme categoría, entre ellos mi compañero Messi, que tiene el mundo a sus pies".
Mientras Hugo Sánchez considera las posibilidades de México "pequeñas" y ve en el equipo "vigas que crujen", La Volpe intenta rebajar la presumible superioridad argentina: "Es el rival que más conocemos y no habrá sorpresas ni una gran diferencia". En realidad, México no ha alcanzado los cuartos de final más que en las dos ocasiones en que ha organizado el Mundial, en 1970 y en 1986. Siempre ha rendido por debajo de las posibilidades de un país de más de 100 millones de aficionados. Las compañías de televisión han invertido cifras millonarias en los últimos años y han catapultado los sueldos de los jugadores al nivel europeo. "Llegar a los cuartos sería histórico. Ése es mi compromiso y voy a cumplirlo", arriesga el controvertido seleccionador. Los más de 40.000 mexicanos que han viajado a Alemania y se han gastado 35 millones de dólares sólo en aviones así lo esperan. En caso contrario, La Volpe añadirá algunos nombres a su larga lista de enemigos.
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